jueves, 11 de noviembre de 2021

31 de octubre, 9 de noviembre, 11 de noviembre, 19 de noviembre

 Hace tiempo que no me pongo a escribir y eso que me prometí hacerlo con relativa asiduidad. No por falta de ideas ni de ganas, pero si de ánimos y de tiempo.

Ando otra vez más triste de lo habitual, probablemente en medio de un brote psicótico, aunque no hay ningún adulto responsable a quien le importe, como para poder ayudarme a encarrilarme o darme la mano mientras pasa.

Recupere una vieja amiga, que posiblemente no se haya ido nunca, simplemente dejamos que la vida se nos interpusiera en medio y priorizamos cosas que posiblemente no fueran tan importantes, pero que en su momento así lo fueron pero sirvieron para distanciarnos. Me sentí cómoda, me habría gustado abrirme, a mostrarme, pero no quise que saliera corriendo, demasiado de golpe posiblemente

Aunque no publique por aquí, no significa que no escriba. Voy tomando notas de ideas que me pasean por la cabeza que me parecen obras de arte, pero seguramente sean plagios baratos de algo que leí o vi en el pasado y que aunque lo he olvidado mi subconsciente lo ha hecho mío

También he retomado un proyecto maravilloso, llamado Vegas, inspirado en que todo la frase recurrente de tandas películas de "todo lo que pasa en las Vegas, se queda en las Vegas". Originalmente lo compartía con una persona igual de maravillosa que el proyecto, pero supongo que en algún momento yo lo pervertí (mi habilidad especial de cargarme todo lo que toco) y se desvinculo del proyecto. La idea era que fuera una especie de diario donde pudiésemos escribir todo los que se nos pasase por la cabeza, tanto bueno como malo, y que pasase lo que pasase la otra persona no podía juzgarte, al fin y al cabo, la otra persona era "tu persona". Daba igual que hablases de familia, trabajo, amor, desamor, expectativas, sueños, planes de homicidio; la finalidad era poder mostrarse, poder ser uno mismo sin meter tripa, sin prejuicios ni juicios.

Como decía, el proyecto de dos se convirtió posiblemente en un montón de reproches y flagelaciones, y el dos se volvió uno. Aun así he decidido seguir adelante, solo para mí, como una especie de diario intimo, donde la soledad se hace menos sola, porque me engaño a mí misma con la idea de que hay alguien al otro lado a quien si le interesa lo que sienta o lo que me duele.

Pero me estoy desviando, como siempre. 

Las fechas del titulo son días en los que debí escribir una entrada por aquí porque tenía muchas cosas que contar, que compartir. Algunas, ni siquiera han pasado aun, pero se merecerán una entrada. Hace un pequeño esbozo de lo que querría haber contado, que tal vez en otro momento me encuentre con fuerzas para poder desarrollar en profundidad.

El 31 de octubre, noche de difuntos, noche de brujas, noche mágica. Llevaba tiempo ideando una fiesta especial, cuya temática supongo que se puede adivinar sin dificultad. Debía ser en mi casa, o en una casa más grande que también fuera mía o la sintiera como si lo fuera. Todo decorado como si se tratase del mismísimo pasaje del terror del mejor de los parques de atracciones. En la medida de lo posible, los muebles se habrían reducido a la mínima expresión. En el comedor, mediante un proyector se podrían visionar películas de terror de todos los tiempos, una detrás de otra, desde la parada de los monstruos o el Dracula original, hasta la última novedad disponible, a ser posible de cine independiente. Alguien en la sala prepararía cocteles que presentaría en vasos tiki. En otra habitación alguien leería prelatos terroríficos tanto en prosa como en verso. Un busto tamaño natural de Skeletor presidiría la sala, observando lo que ocurre, acompañado con un busto mucho más pequeño con la cara de Lovecraft. Todo el mundo disfrazado, todo el mundo frikie.... No hubo fiesta, solo fue un día más

Nueve de noviembre, día de la Almudena. Durante muchos años mi abuela Florencia (estuve a punto de heredar su nombre) invitaba a todos los hijos, nueras, nietos y parejas a comer. Aquello era como una boda. Mi padre eran 7 hermanos, todos casados, todos con hijos. Primos éramos 18 y pronto empezaron a sumarse parejas... A muchos de estos familiares solo les veía este día. Pero era un momento fantástico, en el que el buen habiente estaba asegurado, así como el exceso de vino por parte de los adultos, y las travesuras por parte de los mas pequeños. La abuela murió y las comidas se acabaron, hubo un par de intentos, pero nadie parecía dispuesto a pagar ni su propio menú

Once de noviembre, el cumple de mi padre. Lo hecho de menos, lo estoy pasando mal. Tengo problemas personales y de salud. Siempre decía que era un desastre y que hacia las cosas muy mal, que un día me pasarían factura todas juntas. El jurado popular compuesto por la vida y las personas que he amado (y que pensé que al menos me querían) me han declarado culpable. Ahora he de pagar la pena, a mi gusto excesiva, pero debí elegir mejor mis decisiones, solo me queda aceptar.

El 19 llegará pronto, tal vez entonces este preparada para hablar de ello.

No quiero decir adiós sin recordar que mañana será otro día, mañana será mejor. Soñad bonito.


lunes, 18 de octubre de 2021

Los actos deberían traer subtítulos

 Siempre que ocurre algo por primera vez lo grabamos en nuestra memoria, o al menos a mí me pasa. Recuerdo perfectamente el primer día de trabajo, el primer día en la universidad, el primer baño de mis hijos, mi primer cómic...

Ultimamente le he dado vueltas a los besos, seguramente porque echo de menos esa complicidad, el deseo, la necesidad del otro... Recuerdo perfectamente mi primer beso, con 14 años de un chico algo mayor, que descubrí al día siguiente que tenia novia. Recuerdo la sensación de presión sobre los labios, como un hormigueo, incluso unas horas después, cuando cada uno estaba en su respectiva casa. 

Recuerdo el primer beso del padre de mis hijos (tuvieron que pasar varios años para que alguien volviera a querer besarme). El lugar, el clima, las palabras que ambos dijimos... y la bronca monumental de mi madre por llegar tarde a casa. 

Recuerdo los primeros besos del noviazgo, pasionales e interminables. Y recuerdo que fueron desapareciendo.

Hubo algunos besos más, me sobran dedos en la mano. Hubo cicatrices que se han grabado a fuego en mi memoria y se reproducen como si se tratase de un cinemascope infantil. Un ascensor. Un coche robado...

Puedo recordar esos momentos, como si los estuviera viviendo, pero no puedo recordar el último. Debería haber aparecido un cartel gigante en el cielo, o las voces que oigo en mi cabeza deberían haberlo anunciado a gritos... Este será tu último beso, tu ultimo abrazo, la última vez que alguien te hará sentir deseada... Lo habría disfrutado de otra manera, lo habría grabado en mi memoria, me habría aferrado a ello para poder vivirlo en mi imaginación como hago con los pasados. 

No creo que haya más besos para mí, tampoco creo que los quiera si no es en las mismas circunstancias o al menos con la misma persona y el mismo deseo.

Pero no es solo es amor carnal, no recuerdo el último abrazo a mi madre en la que ella fuese consciente de quien era yo. Tampoco recuerdo la ultima conversación con mi padre, en la que él no estuviera delirando por la morfina, el cancer, la fiebre o la deshidratación. Si supieras que cada experiencia fuese la última, seguramente lo viviríamos de otra forma.


Llevo tiempo sin escribir, posiblemente porque estoy muy orgullosa de mi ultima entrada y no me veía capaz de crear nada que estuviera a la altura. También es porque no me encuentro demasiado bien, anímicamente hablando. Ha sido mi cumpleaños (odio cumplir) y otras celebraciones importantes, que no no fueron celebradas porque no tiene sentido festejar según que cosas. Aguando en pie, me sigo levantando todas las mañanas e intento no canalizar mi frustración

Hay momento en los que me siento tremendamente sola, por ejemplo, estuvimos en el parque de atracciones los chicos y yo, ya estaba todo decorado para Halloween y eran varios los pasajes del terror que habían habilitado por todas partes. Me encantan esas cosas, pero a mis hijos no, ademas de no contar todos con la edad apropiada para esas cosas; así que mientras ellos montaban en otras cosas yo fui visitando uno por uno todos los pasajes, el resto de los visitantes iban en parejas o en grupos grandes, solo yo iba sola, nadie me agarraba la mano si me asustaba, nadie me confortaba. Debía ser divertido, pero en su lugar era deprimente, era un reflejo de mi dia a día. 

Cuando ya solo quedaba un pasaje por visitar mi pequeño buenitonto dijo "me da mucho miedo, pero pasare contigo. Es importante para ti". Estuve a punto de no entrar, pero le vi tan decidido, que agarre su mano y entramos a presenciar un espectáculo solo para nosotros dos. Al ver su cara de miedo, los actores fueron descubriendose, retirando la mascara para mostrar sus rostros maquillados. 

Puede que lo pasará mal al verme sola, pero el comportamiento de mi hijo y de esas personas que no nos conocían de nada me hicieron sentirme un poco más vinculada con la humanidad. Tal vez aun haya esperanza. 

Hoy en el día de las escritoras, no podía dejar de aportar mi granito 

Pase lo que pase, mañana será otro día, mañana será mejor. No olviden soñar bonito (que no nos quiten también eso)

martes, 20 de julio de 2021

Cicatrices de una presentación vacía

Si echo la vista atrás, son prácticamente inexistentes los veranos que he pasado en Madrid. Me las ingeniaba para juntar días o cambiar turnos, estar superembarazada (y de baja) y así estar fuera de la capital
Generalmente me pillaba en la playa o en esa pequeña aldea que vio nacer y crecer a mi padre y que tal día como hoy celebra las fiestas de su patrona
Hace tres años fue una maravillosa excepción. Los niños estaban de campamento, mi perra con mis padres y a mí me tocaba currar. A la salida busque el fresco entre los árboles del Retiro, sin importar la hora y que sus puertas estuvieran cerradas (si los que van al Florida pueden entrar, yo también). No tenía miedo, es posible que nunca me haya sentido tan a salvo…
Sentada en las escaleras de El palacio de cristal se hizo la magia, los sueños fueron reales, me sumergí de cabeza en una dimensión alternativa de esas que solo existen en las películas
Tenía libros nuevos, que en realidad eran viejos. Un ser de luz masajeaba mis pies, que permanecían descalzos ya que en realidad eran aletas y yo una sirena. Un pato hocicaba a mi alrededor y me advertía sobre un monstruo que vivía en el lago. Y convertía en tóxica el agua que le servía de hábitat “Si me lo pides, saltaría por ti” dijo una voz que sonaba al canto de los que guardan el muro. “Al fin y al cabo soy tu don quijote e incluso ante un auditorio vacío, actuaría para ti”
Unos franceses se piden matrimonio, con anillo y rodilla en el suelo. “No puedo llevarte ahora a Paris, pero si a una librería donde puedas hacer pis” Cyrano habla en verso, pero su nariz no es enorme, apenas se ve, pues la esconde, junto con unos labios oscuros, casi negros. Pero es hermoso en todos los aspectos
El parque ha desaparecido, no recuerdo haberme movido. Un caballero con su armadura y su yelmo preside una biblioteca que se extiende por kilómetros. Me invita a mirarle a los ojos y están llenos de sabiduría, de secretos, de lágrimas y tristeza, de boletines de notas sin recoger, de listas y un nieto que era su vida.
Me agacho en busca de una puerta secreta, escondida entre los libros, una habitación escondida donde refugiar a los prófugos que preferían vestir de rojo, que hablaban de Libertad, que no servían a un Dios
El oráculo se ofrece a vaticinar mi futuro, o tal vez se lo pedí yo. Espadas, siete; la rueda de la fortuna, la muerte… no le permito seguir
Hablo sin parar porque estoy nerviosa, porque siento la humedad que desprenden las paredes; todo se llena de caracoles, más de los que había visto en toda mi vida juntos.
Dejo caer el telón para señalar cada herida, cada marca, para pedir ayuda y salir de un ascensor cuya puerta no abre.
Por cada cicatriz una tirita de seda, apenas perceptible. Al terminar parezco una momia con una gasa que le envuelve.
No hay distancias, no hay más sonido que el de un único corazón que ha gestado un embrion del que ya nunca podrá desprenderse, no hay luz aunque se vea todo…
Se rompe el silencio para contar hasta 10, aunque si hubiera sido por mí no habría pasado de dos. Y al terminar todo tiene sentido. La princesa tiene nombre, los esqueletos son los buenos porque montan en panteras moradas, el amanecer y el mar son en realidad la misma cosa.
Y no sé si nado o vuelo, pero no hay suelo a mi alrededor. Quiero aferrarme a una tabla pero me rechaza, es ella quien me sujeta a mí, hoy solo toca estar en el espacio. Ya habrá tiempo para domar al lobo o dejarlo correr libre. Ya habrá tiempo para semáforos y musas. Ya habrá tiempo para discusiones tontas y limpia fondos de piscina. Ya habrá tiempo para rio bar cuchillos y habitaciones de naves espaciales. Ya habrá para comidas piratas y masajes con rodillo. Hoy solo estás tú
Te equivocas joven Jedi, yo estoy porque estás tú, porque me creaste, me sacaste del mar y me diste forma. Mi corazón late porque tú lo situaste ahí. Mis dedos se mueven porque se crearon para rascarte, mi sexualidad existe porque tú así lo imaginaste. Soy producto de tu imaginación, soy como tú quisiste que fuera. Y viviré mientras tú vivas, porque yo vivo dentro de ti
Un azote me devuelve a la realidad, aunque la realidad nunca volverá a ser la misma y regreso al coche que no recordaba haber traído y pongo rumbo a una casa que no siento como un hogar, no sin antes decir un sueña bonito

domingo, 11 de julio de 2021

Escribir sobre lo que quieres...

 Las últimas entregas las he compartido también en Facebook, es algo que inicialmente me negaba a hacer por miedo a herir sensibilidades. Lo que aquí digo son cosas que yo siento y pienso, no implican que sean verdad, son el resultado de mi enfermedad, mis vivencias, mis errores y tal vez algún que otro acierto, si es que lo ha habido. 

El ángulo desde el que se perciben las cosas cambia mucho la realidad, lo que yo veo, no tiene por qué ser lo mismo que tú ves, aunque estes en la misma sala, por ejemplo no te ves a ti mismo y lo que crees percibir de ti, no suele coincidir con lo que recibe el otro 

Durante una temporada trabaje en un proyecto de mujeres gitanas, este, junto con mi labor en prisión como profesora, han sido los mejores empleos que he tenido con creces. En aquella época aprendí muchas cosas, me desprendí de muchos estereotipos y me reí hasta que se me saltaron las lagrimas. Mi labor era la alfabetización de esas mujeres, tanto en materias escolares como digitales, así como sembrar la perspectiva de genero e igualdad en ellas. A decir verdad, no sé si aprendieron mucho, pero yo descubrí miles de cosas diariamente. 

Muchas cosas de su cultura me chirriaban un montón, cosas que para ellas eran las más lógicas, con mis vivencias me chirriaban; de igual forma que a ellas les chirriaba lo que yo les contaba en varias ocasiones. Una de las cosas que más me llamaba la atención era el luto. A grandes rasgos, el luto lo llevan por familiares cercanos y dura en función del parentesco y del dolor, esperandose, en el caso de las viudas, que éste se prolongue por siempre jamás. El luto es mucho más estricto y duradero entre las mujeres que entre los hombres. Ellas han de vestir el negro, no pueden ver la tele (ni ningún miembro de la familia si ella esta en casa), no pueden entrar en bares, escuchar música, no puede hablar con hombres con los que no sea familia, etc. Es mucho más complicado de explicar y trae consigo más directrices de las que ahora no me acuerdo exactamente. Si no respetas el luto, se puede decir que te echan de la comunidad y del templo. 

Este caso en cuestión me sirvió muchas veces como ejemplo, tonto con mis Romis (mujeres gitanas) como con otros colectivos.  La batalla que empleaba venía a ser algo así "Amparo acaba de enviudar, tiene un hijo de dieciséis y uno de catorce, ambos solteros. Como es de esperar cumple religiosamente con todos los mandatos de su cultura. Sale, solo lo imprescindible, a comprar el pan y lejía (que nunca puede faltar en una casa gitana), la mayoría de las cosas se las traen los chicos o las vecinas, pero ese dia en concreto las vecinas más allegadas se han ido a vender a unos de los mercadillos de la zona y como lo que necesita son compresas (jamas tampones o copas vaginales, válgame el señor) no se lo va a pedir a ninguno de sus dos varones. Así que sale al supermercado, en ese tiempo un joven del barrio, con su coche impecable, ha ido a buscarla a su casa, para encontrarla a un par de manzanas más lejos. Se detiene junto a ella sin apagar la música y le dice que su hijo el Antonio, se ha metido en una pelea y le han dado una paliza. Posiblemente Amparo montara en el coche y acompañara al joven en la búsqueda de su hijo, acaba de perder un marido no puede perder un hijo....

Hasta aquí todo normal, mas o menos, pero Sagrario no se ha ido a vender porque tiene a la niña mala y se ha quedado con ella, desde la ventana presencia la escena. Si le preguntas que ha visto dirá a Amparo en la calle (es cierto), a Amparo hablando con un hombre, pese a estar de luto (cierto), a Amparo oyendo música (a todo volumen desde el interior del vehículo) y probablemente a Amparo marchándose con ese hombre (al rescate de su hijo). Realmente todo eso ha ocurrido, pero dentro de un contexto que es tan importante como los hechos en sí. 

A qué viene esto, pues eso, que lo que yo entiendo por verdad carece de toda la información y lo que digo aunque no se incierto posiblemente no se ajuste a lo que otros protagonistas podrían haber vivido.

Como decía, desde hace un tiempo, decidí compartir lo que escribo en las redes, arriesgándome a las criticas, a poder ofender a alguien, pero con la esperanza de que aquellos que solo ven a una viuda de luto subirse en un coche con un hombre, sepan el motivo por el que lo hago. 

Ya me centro. A raíz de compartir en Facebook mi blog, un viejo amigo mostró interés por el tema y le respondí con toda la sinceridad del mundo no te va a gustar, porque realmente creo que así será. Hace muchos años que no nos vemos, era muy amiga de su mujer y su hija, pero sobre todo suya. Es el unico amigo que conservo de mi época en Zaragoza, pero un comentario fuera de lugar (por una vez no fui yo) y demasiado orgullo por parte de los dos nos distancio todos los kilometros que separaban las dos provincias. Aun así seguimos en contacto, alguna vez intercambiamos una llamada o un mensaje, pero ni ellos han vuelto a verme y ni yo he regresado a la ciudad maña. Pero la imagen que tiene de mí es de una mujer alegre, que puede con todo, que cuida de todos, siempre sonriendo, siempre positiva. Lo que puede ver por aquí no es eso. Y posiblemente prefiera que no lo vea. 

Tuve la suerte de asistir a la presentación de uno de los libros de un escritor excepcional (López Guisado), he asistido a tres pero solo a una de forma presencial, concretamente de su "Orgia sin mí" y en un momento dijo que las Anas siempre han tenido un papel fundamental en su vida, lo cual me hizo mucha ilusión, ya que mi nombre real es Ana; así que durante un tiempo fantasee con la idea de convertirme en una de esas Anas, tal vez incluso merecedora de algunas lineas, aunque fuese en el papel de su mayor grupie (que creo que lo soy, porque no creo que haya muchas personas que posean toda su obra y la hayan leído varias veces). A mí me pasa algo parecido con los Fernandos, Mi vida, está plagada de ellos y todos me han dejado una huella especial, como este mañico del que os hablaba, como el chavalin con el que tonteaba en los campamentos, como mi mejor amigo (mi persona), como el poeta...

He estado unos dias sin escribir, en parte porque la marcha de mi madre me desestabilizo una barbaridad, en parte porque no quería que mi viejo amigo viera que no quedaba ni una sombra de aquella chica que una vez fui. Alguien cercano a mí me dijo, no escribas de lo que te angustia, escribe de lo que quieres. Así que no puedo hablar más de mí, porque no me quiero en absoluto (cómo espero que los demás lo hagan si yo soy incapaz de ver nada bueno en mí)

Quiero muchas cosas, la primera de todas a mis hijos (aunque me meta con ellos y me cansen), a mi hermano (aunque nos hayamos distanciado un poco, cosa que parece estar limándose un poco con el ingreso de mi madre), al hombre al que amo y que no sé si alguna vez me amo (y que estoy segura que seguiré venerando hasta que sea pasto para las cabras), a mis padres (aunque ya no estén ninguno de los dos, porque de mi madre solo queda el cuerpo), a mis amigas (en femenino porque son mayoría), a m is primas (algunas casi hermanas, la mayoría buenas amigas), a los libros (que siempre están ahí), a Dunita (no sé cómo superare tu perdida) y al agua, en todos sus formatos, principalmente como mar o como lluvia

Hoy, después de tanta corrala quería dedicar un recuerdo a mi padre, un hombre al que nunca entendí ni me entendió, un hombre al que no valore hasta que empezó a difuminarse. 

Mi padre fue pastor, vivió en el pueblo hasta muy mayor y creo que realmente nunca se fue de su aldea. Asumió que él era un "cateto" y aunque valía mucho más que cualquiera que haya conocido, siempre se sintió inferior. Pero de una forma sana, no como yo, sin flagelarse ni martirizarse, asumía lo que era y se sentía orgulloso de sus Orígenes humildes; no soñaba con riquezas ni grandilocuencias. Daba igual su poder adquisitivo, siempre desayuno sopas de pan con leche, lo cual compartía con mi perra; su comida favorita eran las patatas, independientemente de como estuvieran preparadas; no compraba ropa nueva a menos que se le rompiera la vieja... No es que fuera un tacaño, solo no sentía la necesidad de gastar ni de aparentar.

Ayer, estando en casa de mi madre, me cruce con un vecino, uno de los pocos que quedan de cuando yo vivía en el bloque. Al saludarle emplee su apellido, como siempre había hecho hacer a mi padre, porque todos era "Gallego, Bueno, Lastra, Ibañez..." y me di cuenta de que no conocía el nombre propio de ninguno. Y cerré los ojos y me rememore cuando subía la escalera con mi padre y nos cruzábamos con cualquiera de ellos y estos empleaban su nombre de pila para darle el buenos días. 

No sé si es porque mi padre tenia un nombre de esos que pueden ser apellido, como Clemente, Bartolome, Martin, Andres... y los vecinos pensaban que ese era su linaje; o porque el era así, un hombre sencillo, que vivía en uno de los barrios más caros de Madrid, pero que no quería ser un señor, solo ser él, el hombre que estaba orgulloso de haber sido pastor, de haber sido hortelano, de trabajar en un mercado, de haber dejado la escuela a los 6 años y aun así haberse leído todos los libros que había en el pueblo y todos los periódicos que caían en sus manos (todas las paginas, todas las lineas, desde los titulares a las esquelas, pasando por los anuncios y la cartelera); que iba al Rastro todos los domingos solo porque le gustaba el ambiente; que se arreglaba sus zapatos porque habría querido ser zapatero...

Ojalá hubiera pasado más tiempo contigo y hubiera escuchado tus enseñanzas, me habría ahorrado muchos disgustos y errores, y habría conocido a ese pequeño gran hombre que siempre fuiste.



jueves, 1 de julio de 2021

Demasiado tarde para mí

 Ingresamos a mi madre en una residencia hace tres días, desde ese momento he pasado casi todo el tiempo metida en la cama llorando a moco tendido dentro de la cama sin levantarme mas que para ir al baño y sacar a mi perra, obligando a mis hijos a preparar la comida y la cena. A decir verdad llevo ya esos meses, tres,  llorando sin parar por todo lo que voy perdiendo debido a mi forma de ser. 

Hoy me tocaba terapia, me gusta mi psicólogo me ayuda a ver las cosas desde otro ángulo y no duda en quitarme la razón cuando no la tengo, ponerse duro si tiene que hacerlo y regañarme por tratarme tan mal a mí misma. Intenta que me quiere, que no me flagele constantemente, que intente ver algo en el vaso y no solo el vacío. Entre muchas de las cosas que hemos hablado (hoy menos que de costumbre porque era incapaz de cesar el llanto y no me sentía muy comunicativa) me ha dicho que tengo un serio problema para mantener una relación normalizada (no ha empleado exactamente esas palabras), que estoy tan acostumbrada a sentirme inferior, que generalmente me pongo en una posición de servilismo, en el que el otro es un semidiós y yo poco más que una cucaracha. En el raro caso en el que el otro me trate bien, volteo los papeles y actuó como una tirana. Hay una frase que me encanta decir "tiremos juntos del caballo", pero a la hora de la verdad o soy yo la yegua o me tumbo en el carro a la bartola. 

Supongo que la gente que me rodea está tan cansada de vivir esto, que prefieren mantener las distancias porque me ven como una persona tóxica. A nadie le gusta tener a tu lado a una persona que se autohumilla constantemente, igual que no gusta que te hagan sentir inferior. 

Otra de mis grandes frases es "si te dicen eres mierda de forma continua, acabas creyéndote mierda y siendo mierda". Yo soy la primera que me digo cosas así, por lo que cuando intento levantarme un poco la moral no me lo creo, y si proviene de otro, siento que me está tomando el pelo, nadie puede ser tan imbécil como para ver algo bueno en mí. Aunque la idiota soy yo por decirme estas cosas y por consiguiente la profecía se cumple, soy más tonta que el creador de las coles de Bruselas (quién pudo inventar esa abominación de la naturaleza)

Me estoy desviando. Mi discurso es incluso más caótico que lo habitual.

Cuando mi padre enfermo, en uno de sus ingresos, tuve una movida tremenda con mi hermano. Tenemos un poder notarial firmado por ambos progenitores, que nos capacitan para decidir por ellos, fue una idea fraguada entre la facción masculina de la familia y aceptada por las féminas, ideada ante la perspectiva de que la cabecita de mi madre se perdiera dentro de la nada 

Me estoy volviendo a perder

Mi padre ya tenia metástasis en varios órganos. Se había negado a quitarse el estomago y en su lugar le habían puesto ya dos stents (especie de muelle que abre los conductos obstruidos) y volvía a tener cerrado el piloro. Cada operación suponía una perdida enorme en su calidad de vida, cada ingreso una gran desorientación no recuperable, tanto para él como para mi madre que se queda sola con una interna que no nos termina de convencer, pero a la que no podemos cambiar porque la nueva requiere una acompañamiento en la adaptación que no podemos hacer debido a las constantes entradas y salidas de mi padre del hospital

Se nos plantea la posibilidad de una tercera intervención y mi hermano, mucho más racional y practico que yo, opina acabar con la agonía. Yo, en mi afán de salvar el mundo, prefiero consultarlo con el interesado que al fin y al cabo es el que más sufre. Su decisión es seguir viviendo, tiene que cuidar de su mujer. 

Entonces estalla la bomba, sin mi firma, mi hermano no puede decidir. El agotamiento y la desesperación le ciegan, hasta el punto de intentar incapacitarme por loca y así tomar el las decisiones de forma unánime; por suerte su esposa le ayudó a ver que eso implica incapacitarme para todo, incluido el cuidado de mis hijos, que recaería sobre ellos. Quiero pensar que él solo habría recapacitado. 

En ese momento se produjo una ruptura entre nosotros, que aun hoy sigue sin soldarse. A mi padre le operaron, mi hermano no pasó por el hospital los diecinueve días que estuvo ingresado lo que me llevó a hacer encaje de bolillos para poder dormir en el hospital y no desatender a los niños, lo que suponía no dormir, comer mal y arremeter contra quien entonces consideraba mi pareja. 

En ese momento, por imponer mi criterio, o el de mi padre,  hice muchas promesas, como que seria la ultima vez que lo operarían (si había una cuarta, firmaría la sedación); como que se acabarían las internas, mi madre viviría conmigo sin que eso supusiese ningún agravio para él (lo cual no le hacia ninguna gracia, ya que pensaba que lo mejor era una residencia especializada en Alzheimer) mientras yo me mantuviese estable y tomase mi medicación de forma regular; como dejar que él tuviera la última palabra en las decisiones relacionadas con los vienes de mis padres (quería alquilar mi vieja casa a alguien por quien saltaría al fuego y su respuesta ha sido no)

No hizo falta otra cuarta operación, el cáncer tan extendido, combinado con el Covid, pudieron con él. Murió solo en una hospital para terminales, rodeado de un personal maravilloso al que no podía ver la cara por el traje de astronauta que llevaban. Murió solo porque no tuve el valor de eutanasiarle como me invitaron a hacer los que me trajeron la morfina y le pusieron el catéter, en el que durante varios días le administre calmantes cada dos horas. 

Fui yo quien le acompañe a todas horas durante sus últimos meses, pero sus últimas palabras fueron para mi hermano ("Cuida de él, va de fuerte por la vida, pero le da miedo todo") y para mi madre ("No la dejes tirada como a un perro, no se lo merece")

Hace ya unos meses, que parecen siglos para mí, mi castillo de naipes empezó a derrumbarse, clausuraron el proyecto en el que trabajaba, otra amiga decidió hacer lo que yo no soy capaz de hacer, defraude tanto a "mi persona" que me bloqueo en todas las facetas de su vida, perdí a la persona con la que soñaba envejecer, mis hijos empezaron a revelarse por el poco tiempo que les dedicaba... todo eso unido a la perdida de control de esfínteres de mi madre, la necesidad de darla de comer en la boca, su dependencia total y absoluta hacia mi persona, etc. Que empece a hacer aguas a lo bestia. Puestos a empeorar las cosas, empece a beber (solo cerveza, pero incluso para tomar la medicación, la cual tomaba cuando me acordaba o la tomaba más veces de la cuenta porque no recordaba si la había ingerido o no o el día de la semana a la que estabamos)

Lo desatendí todo obsesionándome por recordar a quien yo había echado, en un intento de convencerme de que aunque hayas volado algo por los aires, si lo deseas muy fuerte volverá a la normalidad. Evidentemente no se arreglan las cosas deseando que así pase, no se recompone un plato roto porque le des un besito, no puedes encontrar un diamante que has dejado caer en mitad del océano, no puedes convencer a nadie de que te quiera cuando tú misma sientes asco por ti. 

La gente de mi entorno, cuando veía mi declive, decían "llévala a una residencia, estará mejor". Yo oía "no eres capaz ni de cuidar a tu madre.

No he sido capaz de cumplir la voluntad de mi padre; me digo que lo he prolongado todo lo que he podido (debería haber hecho más) y es verdad que este virus a jugado en mi favor ya que la idea de una residencia se ha sido inviable durante varios meses; pero no me lo creo ni yo

Me digo que lo hago por mis hijos, que ya no podían vivir esta situación más tiempo, sin poder salir, sin ir a ningún sitio, sin dormir por las noches como es debido, sin padre ni madre que les hiciera caso... Me digo que es lo mejor para mi madre, que no tiene que aguantar mi mal humor, que no tiene que escuchar las continuas discusiones de los niños, que no tiene que ir corriendo a todas partes para acompañarme en mi día a día, ya que no me atrevía a dejarla sola ni un segundo... Me digo que si mi hermano hubiera compartido la carga yo no habría estado tan cansada... Que si tuviera pareja no me habría dejado precipitarme al vacío...  Da igual lo que me diga,  en el fondo sé que lo que es la misma mierda de siempre, busco responsabilidades en factores externos en vez de asumir mi culpa y mi incapacidad para hacer nada bien. 

Fer, mi Fer, se dejo ver un instante, para apoyarme tras la partida de mi madre, para volver a sumirme en el silencio al que recurrió exhausto de mis desplantes y malas formas. Nunca me merecí su aprecio. Demasiado bueno para alguien como yo 

Por todos mis errores, mis malas decisiones y mis miedos (el mayor de todos, la soledad, es una realidad) me veo en el lugar en el que estoy ahora. Sin trabajo ni ingresos (tengo problemas para arreglar el paro ya que tenia un contrato indefinido y la empresa me tiene en una especie de vacío legal durante un año en espera de si vuelve  a salir el proyecto a concurso), sin pareja (yo misma le eche maltratándolo), con unos niños que no me hacen caso (consecuencia de los meses que llevo yo sin apenas mirarlos), sin mi mejor amigo (decepcionado de tanta mentira y promesas incumplidas), sin apenas amigos (las que no se han ido al reino de Hela, los he echado yo con mis tonterías, la ultima de las cuales es no responder a nadie a los mensajes ni llamadas hace más de un meses; solo algún que otro correo, muchos menos de los que me gustaría); sin apenas familia (con mi hermano apenas nos tratamos, a mi madre la he abandonado ahora que llega el verano para irme de vacaciones, mis tías están enfadadas por dejarla tira...); sin ganas de leer ni escribir

Recuerdo haber sido feliz, pero la cague. Recuerdo haber tenido un marido, pero hace muchos años se marchó para no volver, salvo en forma de fantasma incorpóreo. Recuerdo sentir la admiración de mis hijos, pero acabaron conociéndome. Recuerdo haber conocido el más puro amor que pueda existir, pero no lo supe apreciar ni dar el peso que se merecía. Recuerdo haber sido bonita, pero la podredumbre de mi alma traspaso el caparazón y se hizo visible en el exterior. Recuerdo haber tenido la mejor madre del mundo, pero la enfermedad y mi incapacidad de tirar de lo que quedaba de ella se la llevaron por completo. Recuerdo haber tenido grandes amigos, a todos les falle. Recuerdo haber sido una musa para el mejor de los poetas, pero me quite la careta y me vio. Recuerdo las veces que me dijiste te quiero y yo calle, hasta que su voz se silencio y con el sonido se marcho el sentimiento. Recuerdo haber soñado con arcoíris, ahora me aterra cerrar los ojos. Recuerdo haber prometido no hacerte daño y acabar destruyendote y matarme con ello el ultimo resquicio de humanidad...


Querido psicólogo, eres un gran profesional y pienso que aun mejor persona, pero te confundes, mi lugar esta con los morlocks, pero no como un miembro de su sociedad, sino como su fea mascota a la que nadie quiere pero que dan de comer por lastima

miércoles, 16 de junio de 2021

Morrigan

 Mi madre vive conmigo, aunque no seguirá haciéndolo durante mucho tiempo, pronto abandonara mi casa para ocupar una habitación en una residencia. Como muy tarde el 28 de este mes, aunque se puede adelantar la cosa. El lugar ya está elegido, falta concretar un par de cosas y una pcr de por medio. 

Cuando era más joven y tenia todas sus capacidades en su sitio, solía decir que ella quería ir a una, que le hicieran todo y dejar de ser la criada de todo el mundo (frase muy de madre, que al menos yo utilizo con frecuencia al hablar con mis hijos, lo de criada, no lo de la residencia); pero se refería a cuando aun estuviera bien, para poder disfrutar de los cuidados de otros. Mi hermano me lo ha recordado estos días, a modo de ataque, cuando le he pedido que mi criterio prevaleciera sobre el suyo en una idea en la que ambos tenemos opiniones completamente opuestas. Yo en mi alegato defendía que si mi madre tuviera capacidad para discernir y decidir, opinaría como yo; su respuesta, si la que quería mama estando bien no importó a la hora de decidir sobre su vida, ahora tampoco tiene por qué importar. 

Cuando la enfermedad empezó a hacerse visible, mi padre empezó a adelgazar; el medico de cabecera decía que tenía envidia de mi madre porque la hacíamos mucho más caso que a él. Fue necesario que el doctor se fuera de vacaciones para que su sustituta lo mandara al hospital de urgencias donde le encontraron un tumor como una pelota de tenis dentro del estomago y metástasis en diferentes órganos. El pronostico de dos meses de vida se prolongo casi un año y fue necesario que al cáncer se le sumara el covid para acabar con sus ganas de luchar; cuando un herpes zoster en el trigémino no logró apenas incapacitarle. 

Mi padre se negaba a morir, luchaba cuando todo parecía perdido, no le importaba las perrerias que le hicieran, él no tiraba la toalla. Incluso, en sus últimos días, sobrevivió semanas sin comer ni beber; sacando fuerzas para salir de la cama y golpearnos cuando intentábamos que ingiriera algo. 

Los meses que precedieron a su muerte, hablamos más de lo que habíamos hablado en nuestra vida. Nunca   nos habíamos llevado bien. Él esperaba que me adaptase más a los roles tradicionales de genero y en vez de eso fui una constante decepción. Incluso todas las noches de hospital, que me comí yo sola, no dejaba de repetirme lo áspera que era, que debería aprender de mi hermano. Durante esas interminables noches en las que ninguno de los dos dormíamos, me repetía una y otra vez cuida de madre, cuando yo no pueda cuidarla (pobre mío, al que había que cuidar era a él), no la dejéis tirada como a un perro. 

Mi hermano estaba convencido desde el principio que donde mejor cuidado seria una residencia, yo no estaba tan segura (y sigo sin estarlo); le rogué una vez murió mi padre que dejara que viviera conmigo al menos un mes, para prepararme psicológicamente. El mes se convirtió en 16 meses, pero aun así no lo veo, aunque no tenga que ir a la carrera, arrastrada de un lado a otro para acompañarme a recoger a los niños; aunque cada día cene a una hora diferente; aunque la explote haciéndola emparejar calcetines; aunque me pelee con ella día si día también porque no se quiere lavar las manos; aunque lo esté haciendo todo mal (qué novedad)

Mi madre tiene Alzheimer, en una fase muy avanzada; sin llegar a ser como las películas de terror que tanto me gustan en la que una madre enferma sigue persiguiendo a la protagonista, incluso después

 de muerta, con sus constantes demandas y gritos.

Mi madre ya no puede comer sola, hay que dárselo a la boca; le cuesta tragar el agua (teniendo que hacerlo con espesante o con un vaso especial; le cuesta comer el solido porque se ha olvidado de cómo se traga (aunque mágicamente, cuando se trata de helado, patatilla o algo que le gusta mucho, recuerda como se hace). Mi madre hace más de un año que no puede vestirse ni desvestirse sola (salvo que sea de madrugada, que le da por practicar el nudismo y pasearse por la casa solo cubierta con un abrigo de invierno, aunque la noche ronde los treinta grados). Mi madre ya apenas tiene movilidad (hay que levantarla y sentarla en las sillas, cogerla en brazos para meterla en la cama, auparla para subirla en el coche, agarrarla del brazo para guiarla para caminar... (salvo cuando las estrellas pintan el cielo, que parece que se transforma en ninja y se mueve de forma grácil y silenciosa). Mi madre ya no puede conversar ni apenas responder a preguntas básicas como donde le duele o si tiene sed (salvo cuando hablas con otra persona, que responde con ironía a todo lo que dices). Mi madre ha perdido el control de esfínteres, pero ha desarrollado un placer en meter la mano en el interior del pañal para explorar lo que hay dentro, ademas de pasarse la vida en el servicio, sin saber muy bien para qué, ya que cuando le quito el dodotis pesa casi 5 kilos. Mi madre parece tener alergia al agua y sobre todo al jabón, pues huye de ella como un gato escaldado y para lograr que se asee casi hay que recurrir a amenazas. Mi madre ya no es mi madre. Solo un cascaron con el aspecto de la que un día fue, pero sin nada de lo que la hacia ser ella misma.

Pero no quiero fracasar en esto también, reconocer que no puedo cuidar es asumir un nuevo fracaso, asumir que ya no sirvo ni para eso. La única persona que nunca ha tirado la toalla conmigo, que ha soportado todas mis mierdas que han sido millones, y yo no voy a devolverla el gesto, voy a abandonarla a su suerte, porque por muy bueno que sea el lugar, por muy profesionales que sean todos. ella no es capaz de comunicarse, no puede contarme si está bien o mal, si le duele algo. Yo lo sé porque llevo 43 años con ella. Tal vez siendo más miedo por mí que por ella, porque es la única humanidad que me queda.

Soy lixiviado, soy escoria, soy un fracaso total, estoy podrida por dentro y por fuera. Por eso soy Morrigan solo traigo muerte guerra y caos. Solo hago daño a quien se acerca

A todas horas rezo a un dios en el que no creo, para que venga la dama de negro a visitarla antes de ese día fatídico, y ya puestos, que cuando blanda su guadaña se le vaya la mano y me lleve con ella.

Soy un ser cobarde, que va de valiente por la vida, de segura, pero varias amigas han sido capaz de emprende su vuelos, de acabar con el dolor; cuando ellas solo sufrían por si mismas, mientras que yo ademas hago sufrir a los que me rodean.

Así he logrado que el poeta ya no escriba, que el angel tenga más de demonio que de otra cosa, que todos los amigos se hartaran, mis hijos se avergonzaran de mí y que todo aquel que pasa por mi vida salga magullado e incompleto. 

Mi Fer, mi persona favorita junto con mis bichejos, está pasando un mal momento; él siempre estuvo a mi lado en mis crisis, pero han sido tantas las decepciones, las mentiras, mis desplantes, mis gritos y broncas sin sentido, mis plantones, mis desaires; que ya no confía en mí, que prefiere comerselo solo porque esta seguro que no haré más que empeorarlo. Me vendí como una sirena, pero ha descubierto que en realidad soy una cambia formas, la diosa de la muerte y la batalla, que finge ser tu aliado pero que en cualquier momento te apuñala. 

Cuando le conocí le dije corre, aléjate de mí, soy mala. Decidió quedarse un tiempo y descubrió que tal vez la única mentira que no salió de mi boca fue esa, soy mala. 

Me voy con mi pulpo, mi libro y mi madre. Mientras tanto no olvidéis que mañana será otro día, mañana será mejor. Soñad bonito 


miércoles, 9 de junio de 2021

Mentiras y un libro negro, uniformado de verde

 A demás de los toca existe otra manía o rareza que me caracteriza y de la cual no puedo librarme por mucho que lo intente. Miento, miento mucho, aunque no venga a cuento, miento. Aunque no sea necesario, miento. Aunque la mentira me perjudique más que la verdad, miento. Normalmente no son grandes mentiras, solo pequeños embustes que salen de mi boca de forma inconsciente.

Me gustaría poder echarle la culpa a mis voces, a las diferentes personalidades que voy adoptando; me digo a mi misma que no soy mala, que es mi enfermedad la que hace que me comporte así, pero a la hora de la verdad, continuo haciéndolo

Ya digo que son cosas insignificantes, que de forma aislada no tendrían ningún peso, pero todas juntas son una losa, tanto para mí como la persona que está enfrente. 

Por ejemplo, si llego tarde porque salgo tarde, no digo simplemente eso, cuento que ha habido un accidente con cuatro heridos en la carretera y nos han tenido parados dos horas. Si una mamá del cole me dice que no quiere participar en el regalo de las maestras porque les parece que están haciendo muy mal su trabajo, comento en el grupo o bien que no he podido contactar con ella, o que me ha dado el dinero a mi (y yo lo pongo en su lugar) o que en este momento está en una mala situación económica y ese desembolso, por pequeño que sea le supone un gran esfuerzo...

No miento solo para defenderme a mí, también miento para defender a los demás, a todos los demás. Intento mantenerme neutral, con el fin de agradar a todos, pero lo que logro es no gustarme en absoluto y volverme insoportable para El Otro por mi falta de credibilidad y por no pringarme en general.

Esto no tiene nada que ver con lo de ser una boca chancla, que también, pero logro controlar eso a base de mentiras; o más bien, recurro a las mentiras en un intento de no decir las barbaridades e insensateces que se me pasan por la cabeza. 

Sé que no se puede nadar y guardar la ropa, pero yo lo intento, mientras a la vez vigilo a los niños, enseño a nadar a la hija de una amiga y mantengo una conversación trascendental que puede suponer un cambio radical en mi vida. Que consigo, no disfruto del baño, si me quitan la ropa cuando quiera llegar ya se ha largado el ladrón, a los niños le doy una voz, la niña no aprende a nadar y con quien converso se siente ofendido porque no le presto la atención que se merece y requieren las circunstancias. ¿Cómo salgo del paso? Mintiendo. Tranquilos que yo guardo la ropa, tienes toda mi atención, hoy aprende a nadar seguro aunque me tire aquí todo el día. 

Hay mentiras más gordas. Las cuales de tanto repetirlas acabo creyéndomelas, incapacitando para poder recordar o discernir la verdad. 

No soporto que me mientan a mí, pero sin embargo yo no dejo de hacerlo. Ultimamente me han dado de beber mi propia medicina, promesas que no se cumplirán, juramentos en vano, sueños pisoteados. ¿Me lo merezco? Probablemente, pero me gustaría que la gente no fuera tan hija de puta como yo. Quiero creer que yo no puedo evitarlo, pero ¿le pasa lo mismo a los demás? ¿Solo devuelven los golpes o les sale natural?

Lo peor de todo, es que si te pasas la vida diciendo que viene el lobo y no es cierto, el día que viene nadie te cree, nadie te ayuda ni se deja ayudar por ti; ya solo eres una mentirosa, una etiqueta gigante que no deja ver más allá, que no deja ver las otras cosas que eres, ni que esta vez va en serio. 

Tengo un humor de perros, el padre de mis hijos siempre decía que no entendía cómo podían engordar tanto los niños con la lactancia con la mala leche que gasto, me enfado con una facilidad pasmosa. Y de igual forma, me desenfado en un instante. Mal comparado, mi temperamento sería como un pedo, si hay algo que me molesta necesito sacarlo, pero una vez suena el pummm, vuelvo a la normalidad, como si ahí no hubiera pasado nada, como si ese gas nunca hubiera existido. Por eso no suelo ser rencorosa. Vuelvo al punto de partida una vez me he desahogado. Me cuesta aceptar que a otras personas no les pase igual, que cuando la cago, que la cago mucho, no compense lo bueno. 

Las mentiras generan heridas a todo el mundo, incluyendo a quien las dispara. Las personas con sufrimiento psíquico lo sentimos de forma aun más vivida. Cuando sufres paranoias y no sabes reconocer la realidad de lo que es producto de tu mente retorcida, te aferras a algunas personas como a un clavo ardiendo; si de repente deja de ser tu soporte o desmiente algo que ha dicho, todo se tambalea, ya que no tienes la certeza de nada, ni siquiera de si ha sido real. 

A mis rutinas de antes de acostarme he incluido una nueva. Además de lavarme los dientes y andar a oscuras hasta la habitación, para meterme en la cama a tientas, una vez estoy tumbada enciendo la linterna del móvil y leo algunas páginas de un libro negro que se viste de verde esperanza, que habla de sueños y lugares donde la gente no crece, donde las segundas terceras, cuartas y quintas oportunidades existen, un libro que me habla de amor, que intima conmigo cada noche; después vuelvo a la oscuridad, juego con el pulpito mientras canto e intento soñar. Busco con mi imaginación una casa en la playa, niños jugando en la arena, un pozo, una chimenea, una biblioteca enorme que se desparrama por todas las habitaciones, un pecho en el que recostarme y por supuesto el mar. Siempre el mar.

El libro es un libro pequeño y siempre es el mismo, ya esta ajado y maltrecho de tenerlo bajo la almohada y manosearlo cada noche. Da igual las veces que lo haya leído, siempre me dice algo diferente, siempre me aporta algo, siempre me invita a seguir luchando. Hay libros similares, incluso del mismo autor, pero no son lo mismo, este es para mí. Este me dice vales la pena, deja de creerte mierda, aun hay esperanza para ti, no tienes la toalla, eres real, era real. 

La idea con la que convoco a Morfeo como si de un ritual de brujería se tratara, también es el mismo, con los mismos protagonistas. Puede variar las acciones que hacen, pero a grandes rasgos siempre es lo mismo. Pero no hay monotonía en la repetición, hay paz, hay tranquilidad, es decir como desees, es no mas mentiras, nunca más. 

Aunque aun no sea la noche, me dejare arropar por mi fantasía. Buenas noches, mañana será otro día, mañana será mejor. Sueña bonito