jueves, 11 de noviembre de 2021

31 de octubre, 9 de noviembre, 11 de noviembre, 19 de noviembre

 Hace tiempo que no me pongo a escribir y eso que me prometí hacerlo con relativa asiduidad. No por falta de ideas ni de ganas, pero si de ánimos y de tiempo.

Ando otra vez más triste de lo habitual, probablemente en medio de un brote psicótico, aunque no hay ningún adulto responsable a quien le importe, como para poder ayudarme a encarrilarme o darme la mano mientras pasa.

Recupere una vieja amiga, que posiblemente no se haya ido nunca, simplemente dejamos que la vida se nos interpusiera en medio y priorizamos cosas que posiblemente no fueran tan importantes, pero que en su momento así lo fueron pero sirvieron para distanciarnos. Me sentí cómoda, me habría gustado abrirme, a mostrarme, pero no quise que saliera corriendo, demasiado de golpe posiblemente

Aunque no publique por aquí, no significa que no escriba. Voy tomando notas de ideas que me pasean por la cabeza que me parecen obras de arte, pero seguramente sean plagios baratos de algo que leí o vi en el pasado y que aunque lo he olvidado mi subconsciente lo ha hecho mío

También he retomado un proyecto maravilloso, llamado Vegas, inspirado en que todo la frase recurrente de tandas películas de "todo lo que pasa en las Vegas, se queda en las Vegas". Originalmente lo compartía con una persona igual de maravillosa que el proyecto, pero supongo que en algún momento yo lo pervertí (mi habilidad especial de cargarme todo lo que toco) y se desvinculo del proyecto. La idea era que fuera una especie de diario donde pudiésemos escribir todo los que se nos pasase por la cabeza, tanto bueno como malo, y que pasase lo que pasase la otra persona no podía juzgarte, al fin y al cabo, la otra persona era "tu persona". Daba igual que hablases de familia, trabajo, amor, desamor, expectativas, sueños, planes de homicidio; la finalidad era poder mostrarse, poder ser uno mismo sin meter tripa, sin prejuicios ni juicios.

Como decía, el proyecto de dos se convirtió posiblemente en un montón de reproches y flagelaciones, y el dos se volvió uno. Aun así he decidido seguir adelante, solo para mí, como una especie de diario intimo, donde la soledad se hace menos sola, porque me engaño a mí misma con la idea de que hay alguien al otro lado a quien si le interesa lo que sienta o lo que me duele.

Pero me estoy desviando, como siempre. 

Las fechas del titulo son días en los que debí escribir una entrada por aquí porque tenía muchas cosas que contar, que compartir. Algunas, ni siquiera han pasado aun, pero se merecerán una entrada. Hace un pequeño esbozo de lo que querría haber contado, que tal vez en otro momento me encuentre con fuerzas para poder desarrollar en profundidad.

El 31 de octubre, noche de difuntos, noche de brujas, noche mágica. Llevaba tiempo ideando una fiesta especial, cuya temática supongo que se puede adivinar sin dificultad. Debía ser en mi casa, o en una casa más grande que también fuera mía o la sintiera como si lo fuera. Todo decorado como si se tratase del mismísimo pasaje del terror del mejor de los parques de atracciones. En la medida de lo posible, los muebles se habrían reducido a la mínima expresión. En el comedor, mediante un proyector se podrían visionar películas de terror de todos los tiempos, una detrás de otra, desde la parada de los monstruos o el Dracula original, hasta la última novedad disponible, a ser posible de cine independiente. Alguien en la sala prepararía cocteles que presentaría en vasos tiki. En otra habitación alguien leería prelatos terroríficos tanto en prosa como en verso. Un busto tamaño natural de Skeletor presidiría la sala, observando lo que ocurre, acompañado con un busto mucho más pequeño con la cara de Lovecraft. Todo el mundo disfrazado, todo el mundo frikie.... No hubo fiesta, solo fue un día más

Nueve de noviembre, día de la Almudena. Durante muchos años mi abuela Florencia (estuve a punto de heredar su nombre) invitaba a todos los hijos, nueras, nietos y parejas a comer. Aquello era como una boda. Mi padre eran 7 hermanos, todos casados, todos con hijos. Primos éramos 18 y pronto empezaron a sumarse parejas... A muchos de estos familiares solo les veía este día. Pero era un momento fantástico, en el que el buen habiente estaba asegurado, así como el exceso de vino por parte de los adultos, y las travesuras por parte de los mas pequeños. La abuela murió y las comidas se acabaron, hubo un par de intentos, pero nadie parecía dispuesto a pagar ni su propio menú

Once de noviembre, el cumple de mi padre. Lo hecho de menos, lo estoy pasando mal. Tengo problemas personales y de salud. Siempre decía que era un desastre y que hacia las cosas muy mal, que un día me pasarían factura todas juntas. El jurado popular compuesto por la vida y las personas que he amado (y que pensé que al menos me querían) me han declarado culpable. Ahora he de pagar la pena, a mi gusto excesiva, pero debí elegir mejor mis decisiones, solo me queda aceptar.

El 19 llegará pronto, tal vez entonces este preparada para hablar de ello.

No quiero decir adiós sin recordar que mañana será otro día, mañana será mejor. Soñad bonito.


lunes, 18 de octubre de 2021

Los actos deberían traer subtítulos

 Siempre que ocurre algo por primera vez lo grabamos en nuestra memoria, o al menos a mí me pasa. Recuerdo perfectamente el primer día de trabajo, el primer día en la universidad, el primer baño de mis hijos, mi primer cómic...

Ultimamente le he dado vueltas a los besos, seguramente porque echo de menos esa complicidad, el deseo, la necesidad del otro... Recuerdo perfectamente mi primer beso, con 14 años de un chico algo mayor, que descubrí al día siguiente que tenia novia. Recuerdo la sensación de presión sobre los labios, como un hormigueo, incluso unas horas después, cuando cada uno estaba en su respectiva casa. 

Recuerdo el primer beso del padre de mis hijos (tuvieron que pasar varios años para que alguien volviera a querer besarme). El lugar, el clima, las palabras que ambos dijimos... y la bronca monumental de mi madre por llegar tarde a casa. 

Recuerdo los primeros besos del noviazgo, pasionales e interminables. Y recuerdo que fueron desapareciendo.

Hubo algunos besos más, me sobran dedos en la mano. Hubo cicatrices que se han grabado a fuego en mi memoria y se reproducen como si se tratase de un cinemascope infantil. Un ascensor. Un coche robado...

Puedo recordar esos momentos, como si los estuviera viviendo, pero no puedo recordar el último. Debería haber aparecido un cartel gigante en el cielo, o las voces que oigo en mi cabeza deberían haberlo anunciado a gritos... Este será tu último beso, tu ultimo abrazo, la última vez que alguien te hará sentir deseada... Lo habría disfrutado de otra manera, lo habría grabado en mi memoria, me habría aferrado a ello para poder vivirlo en mi imaginación como hago con los pasados. 

No creo que haya más besos para mí, tampoco creo que los quiera si no es en las mismas circunstancias o al menos con la misma persona y el mismo deseo.

Pero no es solo es amor carnal, no recuerdo el último abrazo a mi madre en la que ella fuese consciente de quien era yo. Tampoco recuerdo la ultima conversación con mi padre, en la que él no estuviera delirando por la morfina, el cancer, la fiebre o la deshidratación. Si supieras que cada experiencia fuese la última, seguramente lo viviríamos de otra forma.


Llevo tiempo sin escribir, posiblemente porque estoy muy orgullosa de mi ultima entrada y no me veía capaz de crear nada que estuviera a la altura. También es porque no me encuentro demasiado bien, anímicamente hablando. Ha sido mi cumpleaños (odio cumplir) y otras celebraciones importantes, que no no fueron celebradas porque no tiene sentido festejar según que cosas. Aguando en pie, me sigo levantando todas las mañanas e intento no canalizar mi frustración

Hay momento en los que me siento tremendamente sola, por ejemplo, estuvimos en el parque de atracciones los chicos y yo, ya estaba todo decorado para Halloween y eran varios los pasajes del terror que habían habilitado por todas partes. Me encantan esas cosas, pero a mis hijos no, ademas de no contar todos con la edad apropiada para esas cosas; así que mientras ellos montaban en otras cosas yo fui visitando uno por uno todos los pasajes, el resto de los visitantes iban en parejas o en grupos grandes, solo yo iba sola, nadie me agarraba la mano si me asustaba, nadie me confortaba. Debía ser divertido, pero en su lugar era deprimente, era un reflejo de mi dia a día. 

Cuando ya solo quedaba un pasaje por visitar mi pequeño buenitonto dijo "me da mucho miedo, pero pasare contigo. Es importante para ti". Estuve a punto de no entrar, pero le vi tan decidido, que agarre su mano y entramos a presenciar un espectáculo solo para nosotros dos. Al ver su cara de miedo, los actores fueron descubriendose, retirando la mascara para mostrar sus rostros maquillados. 

Puede que lo pasará mal al verme sola, pero el comportamiento de mi hijo y de esas personas que no nos conocían de nada me hicieron sentirme un poco más vinculada con la humanidad. Tal vez aun haya esperanza. 

Hoy en el día de las escritoras, no podía dejar de aportar mi granito 

Pase lo que pase, mañana será otro día, mañana será mejor. No olviden soñar bonito (que no nos quiten también eso)

martes, 20 de julio de 2021

Cicatrices de una presentación vacía

Si echo la vista atrás, son prácticamente inexistentes los veranos que he pasado en Madrid. Me las ingeniaba para juntar días o cambiar turnos, estar superembarazada (y de baja) y así estar fuera de la capital
Generalmente me pillaba en la playa o en esa pequeña aldea que vio nacer y crecer a mi padre y que tal día como hoy celebra las fiestas de su patrona
Hace tres años fue una maravillosa excepción. Los niños estaban de campamento, mi perra con mis padres y a mí me tocaba currar. A la salida busque el fresco entre los árboles del Retiro, sin importar la hora y que sus puertas estuvieran cerradas (si los que van al Florida pueden entrar, yo también). No tenía miedo, es posible que nunca me haya sentido tan a salvo…
Sentada en las escaleras de El palacio de cristal se hizo la magia, los sueños fueron reales, me sumergí de cabeza en una dimensión alternativa de esas que solo existen en las películas
Tenía libros nuevos, que en realidad eran viejos. Un ser de luz masajeaba mis pies, que permanecían descalzos ya que en realidad eran aletas y yo una sirena. Un pato hocicaba a mi alrededor y me advertía sobre un monstruo que vivía en el lago. Y convertía en tóxica el agua que le servía de hábitat “Si me lo pides, saltaría por ti” dijo una voz que sonaba al canto de los que guardan el muro. “Al fin y al cabo soy tu don quijote e incluso ante un auditorio vacío, actuaría para ti”
Unos franceses se piden matrimonio, con anillo y rodilla en el suelo. “No puedo llevarte ahora a Paris, pero si a una librería donde puedas hacer pis” Cyrano habla en verso, pero su nariz no es enorme, apenas se ve, pues la esconde, junto con unos labios oscuros, casi negros. Pero es hermoso en todos los aspectos
El parque ha desaparecido, no recuerdo haberme movido. Un caballero con su armadura y su yelmo preside una biblioteca que se extiende por kilómetros. Me invita a mirarle a los ojos y están llenos de sabiduría, de secretos, de lágrimas y tristeza, de boletines de notas sin recoger, de listas y un nieto que era su vida.
Me agacho en busca de una puerta secreta, escondida entre los libros, una habitación escondida donde refugiar a los prófugos que preferían vestir de rojo, que hablaban de Libertad, que no servían a un Dios
El oráculo se ofrece a vaticinar mi futuro, o tal vez se lo pedí yo. Espadas, siete; la rueda de la fortuna, la muerte… no le permito seguir
Hablo sin parar porque estoy nerviosa, porque siento la humedad que desprenden las paredes; todo se llena de caracoles, más de los que había visto en toda mi vida juntos.
Dejo caer el telón para señalar cada herida, cada marca, para pedir ayuda y salir de un ascensor cuya puerta no abre.
Por cada cicatriz una tirita de seda, apenas perceptible. Al terminar parezco una momia con una gasa que le envuelve.
No hay distancias, no hay más sonido que el de un único corazón que ha gestado un embrion del que ya nunca podrá desprenderse, no hay luz aunque se vea todo…
Se rompe el silencio para contar hasta 10, aunque si hubiera sido por mí no habría pasado de dos. Y al terminar todo tiene sentido. La princesa tiene nombre, los esqueletos son los buenos porque montan en panteras moradas, el amanecer y el mar son en realidad la misma cosa.
Y no sé si nado o vuelo, pero no hay suelo a mi alrededor. Quiero aferrarme a una tabla pero me rechaza, es ella quien me sujeta a mí, hoy solo toca estar en el espacio. Ya habrá tiempo para domar al lobo o dejarlo correr libre. Ya habrá tiempo para semáforos y musas. Ya habrá tiempo para discusiones tontas y limpia fondos de piscina. Ya habrá tiempo para rio bar cuchillos y habitaciones de naves espaciales. Ya habrá para comidas piratas y masajes con rodillo. Hoy solo estás tú
Te equivocas joven Jedi, yo estoy porque estás tú, porque me creaste, me sacaste del mar y me diste forma. Mi corazón late porque tú lo situaste ahí. Mis dedos se mueven porque se crearon para rascarte, mi sexualidad existe porque tú así lo imaginaste. Soy producto de tu imaginación, soy como tú quisiste que fuera. Y viviré mientras tú vivas, porque yo vivo dentro de ti
Un azote me devuelve a la realidad, aunque la realidad nunca volverá a ser la misma y regreso al coche que no recordaba haber traído y pongo rumbo a una casa que no siento como un hogar, no sin antes decir un sueña bonito

domingo, 11 de julio de 2021

Escribir sobre lo que quieres...

 Las últimas entregas las he compartido también en Facebook, es algo que inicialmente me negaba a hacer por miedo a herir sensibilidades. Lo que aquí digo son cosas que yo siento y pienso, no implican que sean verdad, son el resultado de mi enfermedad, mis vivencias, mis errores y tal vez algún que otro acierto, si es que lo ha habido. 

El ángulo desde el que se perciben las cosas cambia mucho la realidad, lo que yo veo, no tiene por qué ser lo mismo que tú ves, aunque estes en la misma sala, por ejemplo no te ves a ti mismo y lo que crees percibir de ti, no suele coincidir con lo que recibe el otro 

Durante una temporada trabaje en un proyecto de mujeres gitanas, este, junto con mi labor en prisión como profesora, han sido los mejores empleos que he tenido con creces. En aquella época aprendí muchas cosas, me desprendí de muchos estereotipos y me reí hasta que se me saltaron las lagrimas. Mi labor era la alfabetización de esas mujeres, tanto en materias escolares como digitales, así como sembrar la perspectiva de genero e igualdad en ellas. A decir verdad, no sé si aprendieron mucho, pero yo descubrí miles de cosas diariamente. 

Muchas cosas de su cultura me chirriaban un montón, cosas que para ellas eran las más lógicas, con mis vivencias me chirriaban; de igual forma que a ellas les chirriaba lo que yo les contaba en varias ocasiones. Una de las cosas que más me llamaba la atención era el luto. A grandes rasgos, el luto lo llevan por familiares cercanos y dura en función del parentesco y del dolor, esperandose, en el caso de las viudas, que éste se prolongue por siempre jamás. El luto es mucho más estricto y duradero entre las mujeres que entre los hombres. Ellas han de vestir el negro, no pueden ver la tele (ni ningún miembro de la familia si ella esta en casa), no pueden entrar en bares, escuchar música, no puede hablar con hombres con los que no sea familia, etc. Es mucho más complicado de explicar y trae consigo más directrices de las que ahora no me acuerdo exactamente. Si no respetas el luto, se puede decir que te echan de la comunidad y del templo. 

Este caso en cuestión me sirvió muchas veces como ejemplo, tonto con mis Romis (mujeres gitanas) como con otros colectivos.  La batalla que empleaba venía a ser algo así "Amparo acaba de enviudar, tiene un hijo de dieciséis y uno de catorce, ambos solteros. Como es de esperar cumple religiosamente con todos los mandatos de su cultura. Sale, solo lo imprescindible, a comprar el pan y lejía (que nunca puede faltar en una casa gitana), la mayoría de las cosas se las traen los chicos o las vecinas, pero ese dia en concreto las vecinas más allegadas se han ido a vender a unos de los mercadillos de la zona y como lo que necesita son compresas (jamas tampones o copas vaginales, válgame el señor) no se lo va a pedir a ninguno de sus dos varones. Así que sale al supermercado, en ese tiempo un joven del barrio, con su coche impecable, ha ido a buscarla a su casa, para encontrarla a un par de manzanas más lejos. Se detiene junto a ella sin apagar la música y le dice que su hijo el Antonio, se ha metido en una pelea y le han dado una paliza. Posiblemente Amparo montara en el coche y acompañara al joven en la búsqueda de su hijo, acaba de perder un marido no puede perder un hijo....

Hasta aquí todo normal, mas o menos, pero Sagrario no se ha ido a vender porque tiene a la niña mala y se ha quedado con ella, desde la ventana presencia la escena. Si le preguntas que ha visto dirá a Amparo en la calle (es cierto), a Amparo hablando con un hombre, pese a estar de luto (cierto), a Amparo oyendo música (a todo volumen desde el interior del vehículo) y probablemente a Amparo marchándose con ese hombre (al rescate de su hijo). Realmente todo eso ha ocurrido, pero dentro de un contexto que es tan importante como los hechos en sí. 

A qué viene esto, pues eso, que lo que yo entiendo por verdad carece de toda la información y lo que digo aunque no se incierto posiblemente no se ajuste a lo que otros protagonistas podrían haber vivido.

Como decía, desde hace un tiempo, decidí compartir lo que escribo en las redes, arriesgándome a las criticas, a poder ofender a alguien, pero con la esperanza de que aquellos que solo ven a una viuda de luto subirse en un coche con un hombre, sepan el motivo por el que lo hago. 

Ya me centro. A raíz de compartir en Facebook mi blog, un viejo amigo mostró interés por el tema y le respondí con toda la sinceridad del mundo no te va a gustar, porque realmente creo que así será. Hace muchos años que no nos vemos, era muy amiga de su mujer y su hija, pero sobre todo suya. Es el unico amigo que conservo de mi época en Zaragoza, pero un comentario fuera de lugar (por una vez no fui yo) y demasiado orgullo por parte de los dos nos distancio todos los kilometros que separaban las dos provincias. Aun así seguimos en contacto, alguna vez intercambiamos una llamada o un mensaje, pero ni ellos han vuelto a verme y ni yo he regresado a la ciudad maña. Pero la imagen que tiene de mí es de una mujer alegre, que puede con todo, que cuida de todos, siempre sonriendo, siempre positiva. Lo que puede ver por aquí no es eso. Y posiblemente prefiera que no lo vea. 

Tuve la suerte de asistir a la presentación de uno de los libros de un escritor excepcional (López Guisado), he asistido a tres pero solo a una de forma presencial, concretamente de su "Orgia sin mí" y en un momento dijo que las Anas siempre han tenido un papel fundamental en su vida, lo cual me hizo mucha ilusión, ya que mi nombre real es Ana; así que durante un tiempo fantasee con la idea de convertirme en una de esas Anas, tal vez incluso merecedora de algunas lineas, aunque fuese en el papel de su mayor grupie (que creo que lo soy, porque no creo que haya muchas personas que posean toda su obra y la hayan leído varias veces). A mí me pasa algo parecido con los Fernandos, Mi vida, está plagada de ellos y todos me han dejado una huella especial, como este mañico del que os hablaba, como el chavalin con el que tonteaba en los campamentos, como mi mejor amigo (mi persona), como el poeta...

He estado unos dias sin escribir, en parte porque la marcha de mi madre me desestabilizo una barbaridad, en parte porque no quería que mi viejo amigo viera que no quedaba ni una sombra de aquella chica que una vez fui. Alguien cercano a mí me dijo, no escribas de lo que te angustia, escribe de lo que quieres. Así que no puedo hablar más de mí, porque no me quiero en absoluto (cómo espero que los demás lo hagan si yo soy incapaz de ver nada bueno en mí)

Quiero muchas cosas, la primera de todas a mis hijos (aunque me meta con ellos y me cansen), a mi hermano (aunque nos hayamos distanciado un poco, cosa que parece estar limándose un poco con el ingreso de mi madre), al hombre al que amo y que no sé si alguna vez me amo (y que estoy segura que seguiré venerando hasta que sea pasto para las cabras), a mis padres (aunque ya no estén ninguno de los dos, porque de mi madre solo queda el cuerpo), a mis amigas (en femenino porque son mayoría), a m is primas (algunas casi hermanas, la mayoría buenas amigas), a los libros (que siempre están ahí), a Dunita (no sé cómo superare tu perdida) y al agua, en todos sus formatos, principalmente como mar o como lluvia

Hoy, después de tanta corrala quería dedicar un recuerdo a mi padre, un hombre al que nunca entendí ni me entendió, un hombre al que no valore hasta que empezó a difuminarse. 

Mi padre fue pastor, vivió en el pueblo hasta muy mayor y creo que realmente nunca se fue de su aldea. Asumió que él era un "cateto" y aunque valía mucho más que cualquiera que haya conocido, siempre se sintió inferior. Pero de una forma sana, no como yo, sin flagelarse ni martirizarse, asumía lo que era y se sentía orgulloso de sus Orígenes humildes; no soñaba con riquezas ni grandilocuencias. Daba igual su poder adquisitivo, siempre desayuno sopas de pan con leche, lo cual compartía con mi perra; su comida favorita eran las patatas, independientemente de como estuvieran preparadas; no compraba ropa nueva a menos que se le rompiera la vieja... No es que fuera un tacaño, solo no sentía la necesidad de gastar ni de aparentar.

Ayer, estando en casa de mi madre, me cruce con un vecino, uno de los pocos que quedan de cuando yo vivía en el bloque. Al saludarle emplee su apellido, como siempre había hecho hacer a mi padre, porque todos era "Gallego, Bueno, Lastra, Ibañez..." y me di cuenta de que no conocía el nombre propio de ninguno. Y cerré los ojos y me rememore cuando subía la escalera con mi padre y nos cruzábamos con cualquiera de ellos y estos empleaban su nombre de pila para darle el buenos días. 

No sé si es porque mi padre tenia un nombre de esos que pueden ser apellido, como Clemente, Bartolome, Martin, Andres... y los vecinos pensaban que ese era su linaje; o porque el era así, un hombre sencillo, que vivía en uno de los barrios más caros de Madrid, pero que no quería ser un señor, solo ser él, el hombre que estaba orgulloso de haber sido pastor, de haber sido hortelano, de trabajar en un mercado, de haber dejado la escuela a los 6 años y aun así haberse leído todos los libros que había en el pueblo y todos los periódicos que caían en sus manos (todas las paginas, todas las lineas, desde los titulares a las esquelas, pasando por los anuncios y la cartelera); que iba al Rastro todos los domingos solo porque le gustaba el ambiente; que se arreglaba sus zapatos porque habría querido ser zapatero...

Ojalá hubiera pasado más tiempo contigo y hubiera escuchado tus enseñanzas, me habría ahorrado muchos disgustos y errores, y habría conocido a ese pequeño gran hombre que siempre fuiste.



jueves, 1 de julio de 2021

Demasiado tarde para mí

 Ingresamos a mi madre en una residencia hace tres días, desde ese momento he pasado casi todo el tiempo metida en la cama llorando a moco tendido dentro de la cama sin levantarme mas que para ir al baño y sacar a mi perra, obligando a mis hijos a preparar la comida y la cena. A decir verdad llevo ya esos meses, tres,  llorando sin parar por todo lo que voy perdiendo debido a mi forma de ser. 

Hoy me tocaba terapia, me gusta mi psicólogo me ayuda a ver las cosas desde otro ángulo y no duda en quitarme la razón cuando no la tengo, ponerse duro si tiene que hacerlo y regañarme por tratarme tan mal a mí misma. Intenta que me quiere, que no me flagele constantemente, que intente ver algo en el vaso y no solo el vacío. Entre muchas de las cosas que hemos hablado (hoy menos que de costumbre porque era incapaz de cesar el llanto y no me sentía muy comunicativa) me ha dicho que tengo un serio problema para mantener una relación normalizada (no ha empleado exactamente esas palabras), que estoy tan acostumbrada a sentirme inferior, que generalmente me pongo en una posición de servilismo, en el que el otro es un semidiós y yo poco más que una cucaracha. En el raro caso en el que el otro me trate bien, volteo los papeles y actuó como una tirana. Hay una frase que me encanta decir "tiremos juntos del caballo", pero a la hora de la verdad o soy yo la yegua o me tumbo en el carro a la bartola. 

Supongo que la gente que me rodea está tan cansada de vivir esto, que prefieren mantener las distancias porque me ven como una persona tóxica. A nadie le gusta tener a tu lado a una persona que se autohumilla constantemente, igual que no gusta que te hagan sentir inferior. 

Otra de mis grandes frases es "si te dicen eres mierda de forma continua, acabas creyéndote mierda y siendo mierda". Yo soy la primera que me digo cosas así, por lo que cuando intento levantarme un poco la moral no me lo creo, y si proviene de otro, siento que me está tomando el pelo, nadie puede ser tan imbécil como para ver algo bueno en mí. Aunque la idiota soy yo por decirme estas cosas y por consiguiente la profecía se cumple, soy más tonta que el creador de las coles de Bruselas (quién pudo inventar esa abominación de la naturaleza)

Me estoy desviando. Mi discurso es incluso más caótico que lo habitual.

Cuando mi padre enfermo, en uno de sus ingresos, tuve una movida tremenda con mi hermano. Tenemos un poder notarial firmado por ambos progenitores, que nos capacitan para decidir por ellos, fue una idea fraguada entre la facción masculina de la familia y aceptada por las féminas, ideada ante la perspectiva de que la cabecita de mi madre se perdiera dentro de la nada 

Me estoy volviendo a perder

Mi padre ya tenia metástasis en varios órganos. Se había negado a quitarse el estomago y en su lugar le habían puesto ya dos stents (especie de muelle que abre los conductos obstruidos) y volvía a tener cerrado el piloro. Cada operación suponía una perdida enorme en su calidad de vida, cada ingreso una gran desorientación no recuperable, tanto para él como para mi madre que se queda sola con una interna que no nos termina de convencer, pero a la que no podemos cambiar porque la nueva requiere una acompañamiento en la adaptación que no podemos hacer debido a las constantes entradas y salidas de mi padre del hospital

Se nos plantea la posibilidad de una tercera intervención y mi hermano, mucho más racional y practico que yo, opina acabar con la agonía. Yo, en mi afán de salvar el mundo, prefiero consultarlo con el interesado que al fin y al cabo es el que más sufre. Su decisión es seguir viviendo, tiene que cuidar de su mujer. 

Entonces estalla la bomba, sin mi firma, mi hermano no puede decidir. El agotamiento y la desesperación le ciegan, hasta el punto de intentar incapacitarme por loca y así tomar el las decisiones de forma unánime; por suerte su esposa le ayudó a ver que eso implica incapacitarme para todo, incluido el cuidado de mis hijos, que recaería sobre ellos. Quiero pensar que él solo habría recapacitado. 

En ese momento se produjo una ruptura entre nosotros, que aun hoy sigue sin soldarse. A mi padre le operaron, mi hermano no pasó por el hospital los diecinueve días que estuvo ingresado lo que me llevó a hacer encaje de bolillos para poder dormir en el hospital y no desatender a los niños, lo que suponía no dormir, comer mal y arremeter contra quien entonces consideraba mi pareja. 

En ese momento, por imponer mi criterio, o el de mi padre,  hice muchas promesas, como que seria la ultima vez que lo operarían (si había una cuarta, firmaría la sedación); como que se acabarían las internas, mi madre viviría conmigo sin que eso supusiese ningún agravio para él (lo cual no le hacia ninguna gracia, ya que pensaba que lo mejor era una residencia especializada en Alzheimer) mientras yo me mantuviese estable y tomase mi medicación de forma regular; como dejar que él tuviera la última palabra en las decisiones relacionadas con los vienes de mis padres (quería alquilar mi vieja casa a alguien por quien saltaría al fuego y su respuesta ha sido no)

No hizo falta otra cuarta operación, el cáncer tan extendido, combinado con el Covid, pudieron con él. Murió solo en una hospital para terminales, rodeado de un personal maravilloso al que no podía ver la cara por el traje de astronauta que llevaban. Murió solo porque no tuve el valor de eutanasiarle como me invitaron a hacer los que me trajeron la morfina y le pusieron el catéter, en el que durante varios días le administre calmantes cada dos horas. 

Fui yo quien le acompañe a todas horas durante sus últimos meses, pero sus últimas palabras fueron para mi hermano ("Cuida de él, va de fuerte por la vida, pero le da miedo todo") y para mi madre ("No la dejes tirada como a un perro, no se lo merece")

Hace ya unos meses, que parecen siglos para mí, mi castillo de naipes empezó a derrumbarse, clausuraron el proyecto en el que trabajaba, otra amiga decidió hacer lo que yo no soy capaz de hacer, defraude tanto a "mi persona" que me bloqueo en todas las facetas de su vida, perdí a la persona con la que soñaba envejecer, mis hijos empezaron a revelarse por el poco tiempo que les dedicaba... todo eso unido a la perdida de control de esfínteres de mi madre, la necesidad de darla de comer en la boca, su dependencia total y absoluta hacia mi persona, etc. Que empece a hacer aguas a lo bestia. Puestos a empeorar las cosas, empece a beber (solo cerveza, pero incluso para tomar la medicación, la cual tomaba cuando me acordaba o la tomaba más veces de la cuenta porque no recordaba si la había ingerido o no o el día de la semana a la que estabamos)

Lo desatendí todo obsesionándome por recordar a quien yo había echado, en un intento de convencerme de que aunque hayas volado algo por los aires, si lo deseas muy fuerte volverá a la normalidad. Evidentemente no se arreglan las cosas deseando que así pase, no se recompone un plato roto porque le des un besito, no puedes encontrar un diamante que has dejado caer en mitad del océano, no puedes convencer a nadie de que te quiera cuando tú misma sientes asco por ti. 

La gente de mi entorno, cuando veía mi declive, decían "llévala a una residencia, estará mejor". Yo oía "no eres capaz ni de cuidar a tu madre.

No he sido capaz de cumplir la voluntad de mi padre; me digo que lo he prolongado todo lo que he podido (debería haber hecho más) y es verdad que este virus a jugado en mi favor ya que la idea de una residencia se ha sido inviable durante varios meses; pero no me lo creo ni yo

Me digo que lo hago por mis hijos, que ya no podían vivir esta situación más tiempo, sin poder salir, sin ir a ningún sitio, sin dormir por las noches como es debido, sin padre ni madre que les hiciera caso... Me digo que es lo mejor para mi madre, que no tiene que aguantar mi mal humor, que no tiene que escuchar las continuas discusiones de los niños, que no tiene que ir corriendo a todas partes para acompañarme en mi día a día, ya que no me atrevía a dejarla sola ni un segundo... Me digo que si mi hermano hubiera compartido la carga yo no habría estado tan cansada... Que si tuviera pareja no me habría dejado precipitarme al vacío...  Da igual lo que me diga,  en el fondo sé que lo que es la misma mierda de siempre, busco responsabilidades en factores externos en vez de asumir mi culpa y mi incapacidad para hacer nada bien. 

Fer, mi Fer, se dejo ver un instante, para apoyarme tras la partida de mi madre, para volver a sumirme en el silencio al que recurrió exhausto de mis desplantes y malas formas. Nunca me merecí su aprecio. Demasiado bueno para alguien como yo 

Por todos mis errores, mis malas decisiones y mis miedos (el mayor de todos, la soledad, es una realidad) me veo en el lugar en el que estoy ahora. Sin trabajo ni ingresos (tengo problemas para arreglar el paro ya que tenia un contrato indefinido y la empresa me tiene en una especie de vacío legal durante un año en espera de si vuelve  a salir el proyecto a concurso), sin pareja (yo misma le eche maltratándolo), con unos niños que no me hacen caso (consecuencia de los meses que llevo yo sin apenas mirarlos), sin mi mejor amigo (decepcionado de tanta mentira y promesas incumplidas), sin apenas amigos (las que no se han ido al reino de Hela, los he echado yo con mis tonterías, la ultima de las cuales es no responder a nadie a los mensajes ni llamadas hace más de un meses; solo algún que otro correo, muchos menos de los que me gustaría); sin apenas familia (con mi hermano apenas nos tratamos, a mi madre la he abandonado ahora que llega el verano para irme de vacaciones, mis tías están enfadadas por dejarla tira...); sin ganas de leer ni escribir

Recuerdo haber sido feliz, pero la cague. Recuerdo haber tenido un marido, pero hace muchos años se marchó para no volver, salvo en forma de fantasma incorpóreo. Recuerdo sentir la admiración de mis hijos, pero acabaron conociéndome. Recuerdo haber conocido el más puro amor que pueda existir, pero no lo supe apreciar ni dar el peso que se merecía. Recuerdo haber sido bonita, pero la podredumbre de mi alma traspaso el caparazón y se hizo visible en el exterior. Recuerdo haber tenido la mejor madre del mundo, pero la enfermedad y mi incapacidad de tirar de lo que quedaba de ella se la llevaron por completo. Recuerdo haber tenido grandes amigos, a todos les falle. Recuerdo haber sido una musa para el mejor de los poetas, pero me quite la careta y me vio. Recuerdo las veces que me dijiste te quiero y yo calle, hasta que su voz se silencio y con el sonido se marcho el sentimiento. Recuerdo haber soñado con arcoíris, ahora me aterra cerrar los ojos. Recuerdo haber prometido no hacerte daño y acabar destruyendote y matarme con ello el ultimo resquicio de humanidad...


Querido psicólogo, eres un gran profesional y pienso que aun mejor persona, pero te confundes, mi lugar esta con los morlocks, pero no como un miembro de su sociedad, sino como su fea mascota a la que nadie quiere pero que dan de comer por lastima

miércoles, 16 de junio de 2021

Morrigan

 Mi madre vive conmigo, aunque no seguirá haciéndolo durante mucho tiempo, pronto abandonara mi casa para ocupar una habitación en una residencia. Como muy tarde el 28 de este mes, aunque se puede adelantar la cosa. El lugar ya está elegido, falta concretar un par de cosas y una pcr de por medio. 

Cuando era más joven y tenia todas sus capacidades en su sitio, solía decir que ella quería ir a una, que le hicieran todo y dejar de ser la criada de todo el mundo (frase muy de madre, que al menos yo utilizo con frecuencia al hablar con mis hijos, lo de criada, no lo de la residencia); pero se refería a cuando aun estuviera bien, para poder disfrutar de los cuidados de otros. Mi hermano me lo ha recordado estos días, a modo de ataque, cuando le he pedido que mi criterio prevaleciera sobre el suyo en una idea en la que ambos tenemos opiniones completamente opuestas. Yo en mi alegato defendía que si mi madre tuviera capacidad para discernir y decidir, opinaría como yo; su respuesta, si la que quería mama estando bien no importó a la hora de decidir sobre su vida, ahora tampoco tiene por qué importar. 

Cuando la enfermedad empezó a hacerse visible, mi padre empezó a adelgazar; el medico de cabecera decía que tenía envidia de mi madre porque la hacíamos mucho más caso que a él. Fue necesario que el doctor se fuera de vacaciones para que su sustituta lo mandara al hospital de urgencias donde le encontraron un tumor como una pelota de tenis dentro del estomago y metástasis en diferentes órganos. El pronostico de dos meses de vida se prolongo casi un año y fue necesario que al cáncer se le sumara el covid para acabar con sus ganas de luchar; cuando un herpes zoster en el trigémino no logró apenas incapacitarle. 

Mi padre se negaba a morir, luchaba cuando todo parecía perdido, no le importaba las perrerias que le hicieran, él no tiraba la toalla. Incluso, en sus últimos días, sobrevivió semanas sin comer ni beber; sacando fuerzas para salir de la cama y golpearnos cuando intentábamos que ingiriera algo. 

Los meses que precedieron a su muerte, hablamos más de lo que habíamos hablado en nuestra vida. Nunca   nos habíamos llevado bien. Él esperaba que me adaptase más a los roles tradicionales de genero y en vez de eso fui una constante decepción. Incluso todas las noches de hospital, que me comí yo sola, no dejaba de repetirme lo áspera que era, que debería aprender de mi hermano. Durante esas interminables noches en las que ninguno de los dos dormíamos, me repetía una y otra vez cuida de madre, cuando yo no pueda cuidarla (pobre mío, al que había que cuidar era a él), no la dejéis tirada como a un perro. 

Mi hermano estaba convencido desde el principio que donde mejor cuidado seria una residencia, yo no estaba tan segura (y sigo sin estarlo); le rogué una vez murió mi padre que dejara que viviera conmigo al menos un mes, para prepararme psicológicamente. El mes se convirtió en 16 meses, pero aun así no lo veo, aunque no tenga que ir a la carrera, arrastrada de un lado a otro para acompañarme a recoger a los niños; aunque cada día cene a una hora diferente; aunque la explote haciéndola emparejar calcetines; aunque me pelee con ella día si día también porque no se quiere lavar las manos; aunque lo esté haciendo todo mal (qué novedad)

Mi madre tiene Alzheimer, en una fase muy avanzada; sin llegar a ser como las películas de terror que tanto me gustan en la que una madre enferma sigue persiguiendo a la protagonista, incluso después

 de muerta, con sus constantes demandas y gritos.

Mi madre ya no puede comer sola, hay que dárselo a la boca; le cuesta tragar el agua (teniendo que hacerlo con espesante o con un vaso especial; le cuesta comer el solido porque se ha olvidado de cómo se traga (aunque mágicamente, cuando se trata de helado, patatilla o algo que le gusta mucho, recuerda como se hace). Mi madre hace más de un año que no puede vestirse ni desvestirse sola (salvo que sea de madrugada, que le da por practicar el nudismo y pasearse por la casa solo cubierta con un abrigo de invierno, aunque la noche ronde los treinta grados). Mi madre ya apenas tiene movilidad (hay que levantarla y sentarla en las sillas, cogerla en brazos para meterla en la cama, auparla para subirla en el coche, agarrarla del brazo para guiarla para caminar... (salvo cuando las estrellas pintan el cielo, que parece que se transforma en ninja y se mueve de forma grácil y silenciosa). Mi madre ya no puede conversar ni apenas responder a preguntas básicas como donde le duele o si tiene sed (salvo cuando hablas con otra persona, que responde con ironía a todo lo que dices). Mi madre ha perdido el control de esfínteres, pero ha desarrollado un placer en meter la mano en el interior del pañal para explorar lo que hay dentro, ademas de pasarse la vida en el servicio, sin saber muy bien para qué, ya que cuando le quito el dodotis pesa casi 5 kilos. Mi madre parece tener alergia al agua y sobre todo al jabón, pues huye de ella como un gato escaldado y para lograr que se asee casi hay que recurrir a amenazas. Mi madre ya no es mi madre. Solo un cascaron con el aspecto de la que un día fue, pero sin nada de lo que la hacia ser ella misma.

Pero no quiero fracasar en esto también, reconocer que no puedo cuidar es asumir un nuevo fracaso, asumir que ya no sirvo ni para eso. La única persona que nunca ha tirado la toalla conmigo, que ha soportado todas mis mierdas que han sido millones, y yo no voy a devolverla el gesto, voy a abandonarla a su suerte, porque por muy bueno que sea el lugar, por muy profesionales que sean todos. ella no es capaz de comunicarse, no puede contarme si está bien o mal, si le duele algo. Yo lo sé porque llevo 43 años con ella. Tal vez siendo más miedo por mí que por ella, porque es la única humanidad que me queda.

Soy lixiviado, soy escoria, soy un fracaso total, estoy podrida por dentro y por fuera. Por eso soy Morrigan solo traigo muerte guerra y caos. Solo hago daño a quien se acerca

A todas horas rezo a un dios en el que no creo, para que venga la dama de negro a visitarla antes de ese día fatídico, y ya puestos, que cuando blanda su guadaña se le vaya la mano y me lleve con ella.

Soy un ser cobarde, que va de valiente por la vida, de segura, pero varias amigas han sido capaz de emprende su vuelos, de acabar con el dolor; cuando ellas solo sufrían por si mismas, mientras que yo ademas hago sufrir a los que me rodean.

Así he logrado que el poeta ya no escriba, que el angel tenga más de demonio que de otra cosa, que todos los amigos se hartaran, mis hijos se avergonzaran de mí y que todo aquel que pasa por mi vida salga magullado e incompleto. 

Mi Fer, mi persona favorita junto con mis bichejos, está pasando un mal momento; él siempre estuvo a mi lado en mis crisis, pero han sido tantas las decepciones, las mentiras, mis desplantes, mis gritos y broncas sin sentido, mis plantones, mis desaires; que ya no confía en mí, que prefiere comerselo solo porque esta seguro que no haré más que empeorarlo. Me vendí como una sirena, pero ha descubierto que en realidad soy una cambia formas, la diosa de la muerte y la batalla, que finge ser tu aliado pero que en cualquier momento te apuñala. 

Cuando le conocí le dije corre, aléjate de mí, soy mala. Decidió quedarse un tiempo y descubrió que tal vez la única mentira que no salió de mi boca fue esa, soy mala. 

Me voy con mi pulpo, mi libro y mi madre. Mientras tanto no olvidéis que mañana será otro día, mañana será mejor. Soñad bonito 


miércoles, 9 de junio de 2021

Mentiras y un libro negro, uniformado de verde

 A demás de los toca existe otra manía o rareza que me caracteriza y de la cual no puedo librarme por mucho que lo intente. Miento, miento mucho, aunque no venga a cuento, miento. Aunque no sea necesario, miento. Aunque la mentira me perjudique más que la verdad, miento. Normalmente no son grandes mentiras, solo pequeños embustes que salen de mi boca de forma inconsciente.

Me gustaría poder echarle la culpa a mis voces, a las diferentes personalidades que voy adoptando; me digo a mi misma que no soy mala, que es mi enfermedad la que hace que me comporte así, pero a la hora de la verdad, continuo haciéndolo

Ya digo que son cosas insignificantes, que de forma aislada no tendrían ningún peso, pero todas juntas son una losa, tanto para mí como la persona que está enfrente. 

Por ejemplo, si llego tarde porque salgo tarde, no digo simplemente eso, cuento que ha habido un accidente con cuatro heridos en la carretera y nos han tenido parados dos horas. Si una mamá del cole me dice que no quiere participar en el regalo de las maestras porque les parece que están haciendo muy mal su trabajo, comento en el grupo o bien que no he podido contactar con ella, o que me ha dado el dinero a mi (y yo lo pongo en su lugar) o que en este momento está en una mala situación económica y ese desembolso, por pequeño que sea le supone un gran esfuerzo...

No miento solo para defenderme a mí, también miento para defender a los demás, a todos los demás. Intento mantenerme neutral, con el fin de agradar a todos, pero lo que logro es no gustarme en absoluto y volverme insoportable para El Otro por mi falta de credibilidad y por no pringarme en general.

Esto no tiene nada que ver con lo de ser una boca chancla, que también, pero logro controlar eso a base de mentiras; o más bien, recurro a las mentiras en un intento de no decir las barbaridades e insensateces que se me pasan por la cabeza. 

Sé que no se puede nadar y guardar la ropa, pero yo lo intento, mientras a la vez vigilo a los niños, enseño a nadar a la hija de una amiga y mantengo una conversación trascendental que puede suponer un cambio radical en mi vida. Que consigo, no disfruto del baño, si me quitan la ropa cuando quiera llegar ya se ha largado el ladrón, a los niños le doy una voz, la niña no aprende a nadar y con quien converso se siente ofendido porque no le presto la atención que se merece y requieren las circunstancias. ¿Cómo salgo del paso? Mintiendo. Tranquilos que yo guardo la ropa, tienes toda mi atención, hoy aprende a nadar seguro aunque me tire aquí todo el día. 

Hay mentiras más gordas. Las cuales de tanto repetirlas acabo creyéndomelas, incapacitando para poder recordar o discernir la verdad. 

No soporto que me mientan a mí, pero sin embargo yo no dejo de hacerlo. Ultimamente me han dado de beber mi propia medicina, promesas que no se cumplirán, juramentos en vano, sueños pisoteados. ¿Me lo merezco? Probablemente, pero me gustaría que la gente no fuera tan hija de puta como yo. Quiero creer que yo no puedo evitarlo, pero ¿le pasa lo mismo a los demás? ¿Solo devuelven los golpes o les sale natural?

Lo peor de todo, es que si te pasas la vida diciendo que viene el lobo y no es cierto, el día que viene nadie te cree, nadie te ayuda ni se deja ayudar por ti; ya solo eres una mentirosa, una etiqueta gigante que no deja ver más allá, que no deja ver las otras cosas que eres, ni que esta vez va en serio. 

Tengo un humor de perros, el padre de mis hijos siempre decía que no entendía cómo podían engordar tanto los niños con la lactancia con la mala leche que gasto, me enfado con una facilidad pasmosa. Y de igual forma, me desenfado en un instante. Mal comparado, mi temperamento sería como un pedo, si hay algo que me molesta necesito sacarlo, pero una vez suena el pummm, vuelvo a la normalidad, como si ahí no hubiera pasado nada, como si ese gas nunca hubiera existido. Por eso no suelo ser rencorosa. Vuelvo al punto de partida una vez me he desahogado. Me cuesta aceptar que a otras personas no les pase igual, que cuando la cago, que la cago mucho, no compense lo bueno. 

Las mentiras generan heridas a todo el mundo, incluyendo a quien las dispara. Las personas con sufrimiento psíquico lo sentimos de forma aun más vivida. Cuando sufres paranoias y no sabes reconocer la realidad de lo que es producto de tu mente retorcida, te aferras a algunas personas como a un clavo ardiendo; si de repente deja de ser tu soporte o desmiente algo que ha dicho, todo se tambalea, ya que no tienes la certeza de nada, ni siquiera de si ha sido real. 

A mis rutinas de antes de acostarme he incluido una nueva. Además de lavarme los dientes y andar a oscuras hasta la habitación, para meterme en la cama a tientas, una vez estoy tumbada enciendo la linterna del móvil y leo algunas páginas de un libro negro que se viste de verde esperanza, que habla de sueños y lugares donde la gente no crece, donde las segundas terceras, cuartas y quintas oportunidades existen, un libro que me habla de amor, que intima conmigo cada noche; después vuelvo a la oscuridad, juego con el pulpito mientras canto e intento soñar. Busco con mi imaginación una casa en la playa, niños jugando en la arena, un pozo, una chimenea, una biblioteca enorme que se desparrama por todas las habitaciones, un pecho en el que recostarme y por supuesto el mar. Siempre el mar.

El libro es un libro pequeño y siempre es el mismo, ya esta ajado y maltrecho de tenerlo bajo la almohada y manosearlo cada noche. Da igual las veces que lo haya leído, siempre me dice algo diferente, siempre me aporta algo, siempre me invita a seguir luchando. Hay libros similares, incluso del mismo autor, pero no son lo mismo, este es para mí. Este me dice vales la pena, deja de creerte mierda, aun hay esperanza para ti, no tienes la toalla, eres real, era real. 

La idea con la que convoco a Morfeo como si de un ritual de brujería se tratara, también es el mismo, con los mismos protagonistas. Puede variar las acciones que hacen, pero a grandes rasgos siempre es lo mismo. Pero no hay monotonía en la repetición, hay paz, hay tranquilidad, es decir como desees, es no mas mentiras, nunca más. 

Aunque aun no sea la noche, me dejare arropar por mi fantasía. Buenas noches, mañana será otro día, mañana será mejor. Sueña bonito


domingo, 6 de junio de 2021

Boca Chancla

 Creo que he comentado varias veces que no tengo filtro. Si sólo fuera eso no sería un problema, pero la cosa se complica, siempre tengo una respuesta para una pregunta que nadie me ha hecho y si se la ha hecho, desde luego no la ha pronunciado en voz alta; siempre tengo una replica para cada intervención de quien sea, lo conozca o no

Tengo que ser el punto y final de cada conversación. En realidad no puedo dialogar con nadie, sobre todo si es por washapp, porque no se acaba nunca a menos que corte la otra persona. Ejemplo: "Nos vemos a las Cinco". "Vale, allí estaré" (esta seria yo). "No llegues tarde". "Hace lo que pueda pero ya sabes que tengo mucho lio". "Nos vemos". "No, en serio, hace todo lo posible para llegar a las cinco, pero a lo mejor los chicos y mi madre me retrasan, a ella le gusta ir al baño justo a la hora de salir, así que es imposible calcular, porque normalmente entra y se olvida si ya se ha sentado o no y cuando se sube el pañal se lo vuelve a bajar porque no recuerda si entraba o salía, así que se puede tirar media hora subiendo y bajando el pañal, sin hacer absolutamente nada". "Tranquila, lo he pillado, nos vemos allí". "No, en serio, no quiero que pienses que no te valoro, yo hago lo humanamente posible para demostrarlo, pero las circunstancias no siempre acompañan". "Lo sé". "Precisamente porque lo sabes y eres capaz de ponerte en mi lugar es por lo que no quiero defraudarte"... Normalmente en este momento pasan a ignorarme porque así puedo seguir eternamente.

Vuelvo, que me estoy desviando, centrándome en mi necesidad de hablar, lo cual también es algo preocupante. Pero qué porras, vivo con una perra, una mujer con Alzheimer, dos niños y un adolescente, conversación lo que se dice conversación, no tengo mucha. Me limito a decir a los niños que no peleen y recojan, al adolescente que no conteste, a mi perra que no se coma todo lo que pilla y repetir a mi madre cien veces la misma cosa porque la olvida antes de que termine la frase, incluyendo quien es la persona que le habla.

Además, me encanta hablar, es uno de mis superpoderes mierder. Si no puedo hacerlo con la voz lo hago con las manos escribiendo. Pero necesito comunicar todo lo que se almacena en mi cabeza. Eso es lo que genera el problema que me ha llevado a generar esta entrada. Boca chancla

Pues eso, que para todos tengo un comentario, un apunte, como si mi opinión realmente importase a alguien que no sea a mí. En mi otra vida debí ser tertuliana en Telecinco (en la próxima me he pedido ser erizo, aunque hoy he descubierto la existencia del caracol volcánico y la imposibilidad de que nadie le haga daño porque tiene un armadura (apunte dentro del apunte y nota para mí: algún día hablar de mi experiencia con una armadura y una casa llena de fantasmas, seguramente yo uno de ellos))

Sabina dice en una canción "por decir lo que pienso, sin pensar lo que digo, más de un beso me dieron y más de un bofetón", pues yo solo me llevo tortazos, tal vez porque en el momento en el que digo las cosas realmente pienso que es una gran idea. 

Mis hijos juegan al floorball, hockey en pista (sin patines y sin hielo), los tres. Bueno Chulopiscinas viven para ello, pero no es él quien nos ocupa. Aunque los tres compiten en contra diferentes equipos en ligas locales y comunitarias. En la liga local no hay más equipos de la categoría de mi hijo pequeño, Benjamines, pero el profe, que es un enrollado les deja competir contra los de la categoría inmediatamente superior; si además le añadimos que en este grupo tienen cabida también los prebenjamines y chupetines, nos encontramos a niños que están en primero compitiendo con niños de sexto, siendo mi hijo uno de los mayores del grupo, estando en tercero. 

Ayer tuvieron un partido, media de edad de nuestro grupo siete años, media de edad del equipo contrario once. Os podéis imaginar cómo era eso, una masacre esperada. Nuestro equipo lo sabia y el contrincante también, demasiado bien; hasta el punto que su portero se tumbo a tomar el sol (aunque juegan en pista cubierta), se recoloco para tomar la siesta y durante todo el partido dio muestras de aburrimiento y hastío. Solo en un par de ocasiones lograron acercarse nuestros chicos a su portería, consiguiendo meter un gol la primera de ellas ya que no se esperaba que llegasen tan lejos. La segunda vez estaba sentado y logro pararla. 

A nosotros nos metieron como doce, pero eso es lo de menos. Eran mayores y probablemente fueran mejores. Pero nuestros peques lucharon como campeones y no se merecían la forma en que les hizo de menos el portero

Ya llegamos. A la salida del evento, los padres del otro equipo bromeaban con el niño portero sobre lo poco que había sudado. Así que yo me acerque como si alguien me hubiera invitado a participar, empujada por una fuerza irresistible que me obliga a abrir la boca como la abre un buceador después de una inmersión. De modo que me acerco al grupo y me dirijo al chaval "Felicidades por la victoria, perdona que me meta. Sé que erais mucho mejores que los nuestros y os merecíais ganar, pero es importante mostrar respeto por el contrario aunque no esté a vuestra altura. Son mucho más pequeños y se merecen ser tratados como rivales. No te estoy sugiriendo que te dejes marcar para subir su autoestima, pero que al menos demuestres interés por el partido para no hacerles daño"

¿Qué paso? Pues lo que tenia que pasar, que se armo. La madre me llamo maleducada, sinvergüenzada, que quién era yo para dar lecciones de moralidad, que estaba demostrando una falta total de valores al atreverme a hablar a un niño de esa forma... Y otras lindezas por el estilo. Todo esto rodeada de mi madre y mis tres hijos, el mayor de los cuales afirmaba con la cabeza a cada envestida de la señora porque compartía su opinión de que estoy más guapa callada. 

Y me marche a mi casa, no sin antes decirle a la entrenadora que por favor hablara con sus chicos sobre mostrar respeto hacia el contrincante, escuchando la charla de mi hijo por avergonzarle siempre y dejando en la acera al grupo de padres del otro equipo debatiendo sobre la poca educación de algunas personas, en vez de plantearse si deberían dotar a sus hijos de más habilidades sociales, concretamente de empatía, como había sido mi idea original. Porque yo lo único que buscaba es que el portero entendiese que por muy poco puedes hacer del mundo un lugar mejor. 

Y a mi malestar general, le añadí en sentir que había avergonzado a mis hijos. Mi pequeño Comaldreja no se sintió mejor, al contrario, mucho peor, el portero le había hecho de menos y su madre le había puesto en evidencia. 

Me dan mucha rabia los adultos sin hijos que dan lecciones a como educar a los hijos ajenos y yo hago lo mismo. Me enfado con el mundo por no ser capaz de empatizar con los demás, pero no me pongo en el lugar de los otros al criticar e intentar imponer mi criterio como si yo tuviera la verdad absoluta. 

Muchas de las personas a las que he echado de mi vida no se habrían largado si yo hubiera mantenido la boca cerrada, si no hubiera opinado sin que me preguntaran. Lo siento, se que es tarde, pero de verdad lo siento. 

Lo peor de todo, si mañana me veo en las mismas circunstancias estoy segura que actuaría igual, no con las personas a las que quiero, que un día me quisieron, pero si con el resto del mundo .

Buenas noches, mañana será otro día, mañana será mejor. Soñad bonito.  


martes, 1 de junio de 2021

Yo tengo un toc, toc, toc... y me ha dicho el doctor que saque mis mierdas

 Cuando era pequeña en mi casa no sonaba música, no recuerdo nunca que mis padres pusieran en la radio más que emisoras de noticias o de partidos de futbol. Pero de vez en cuando nos dejaban mirar en la tele programas en los que había canciones, sobre todo si eran galas infantiles. Así que se puede decir que la banda sonora de mi infancia se compuso de Enrique y Ana, Parchis, Botones, Torrebruno, Rosa Leon, Onda Vaselina (junto a los que llevaban el nombre de un juego de mesa- tuputu, en mallorquín, eran mis favoritos), Regaliz (con su buenas noches señor monstruo) y los componentes de Verano Azul, cuyo nombre artístico no recuerdo. 

Durante el recreo jugaba a la comba, a la goma y al pasacalles. Por lo que mas cancioncillas tontas, que en aquella época eran bastante crueles: Desde pequeñita me quede, algo resentida de este pie, que le voy a hacer si soy una cojita... en la calle yeye veinticuatro troto, ha habido todo un asesinato toto, una vieja jaja mato a un gato toto... Duérmete niño, duérmete ya, que viene el coco y te comerá... Mambru se fue a la guerra, que dolor que dolor que pena... Soy capitán, soy capitán, de un barco ingles y en cada puerto tengo una mujer... Las niñas bonitas no pagan dinero... Una niña fue a jugar, pero no pudo jugar porque tenia que planchar... Se ha roto siete costillas, espinazo y el rabo, marramamiamia... Yo tenia 10 perritos, uno se perdió en la nieve, no me quedan mas que nueve... (y así se queda sin perros)... Si me incas las uñas te cortare el rabito... Don Federico mato a su mujer, la hizo picadillo y la puso en la sartén... Guardianes manda la reina al conde Olimos buscar, el murio a la media noche, ella a los gallos cantar... Al pobre de Pinocho se le caen los calzoncillos... Son pare li pega, sa mare no vol (canción mallorquina, su padre la pega, su madre no la quiere)... Me quiero casar con con unas señorita que sepa coser, que sepa bordar, que sepa abrir las piernas para jugar... Alouette, gentille Alouette, Alouette je te plumerai la tête (Alondra, gentil alondra, alondra yo te desplumare la cabeza)... Estaba el negrito aquel, estaba comiendo arroz, como no tenia cuchara el negrito se quemo... Por el vino perdí los dientes; me llaman la desdentada, la desmanada, la desbocada, la desnarizada, la desojada, las descejada, la desvelada, la despelona (por culpa del vino iba perdiendo partes del cuerpo)...

Bueno, que me estoy perdiendo, una de aquellas canciones era yo tengo un tic tic tic y me ha dicho el doctor que mueva la mano... y así, todo las extremidades

Así que yo tengo un toc toc toc, o más bien varios. 

No son incapacitantes, pero si me dificultan en el día a día. 

Por ejemplo, cuando tiendo la ropa, en todas las cuerdas tiene que haber un número de prendas múltiplo de tres; así que cuando meto la ropa en la lavadora voy contando para que me salgan los cálculos a la hora de tender. Como esa maquina del diablo es la puerta a Narnia de los calcetines, suele tragarse alguno para complicarme la vida. Así que si no me cuadra, dejo algún que otro calcetín para la lavada siguiente. En el pueblo que se tiende en el patio, si alguien se ofrece a ayudarme me dan los siete males, en cuanto terminamos y me quedo sola, recoloco la ropa otra vez para que vayan en grupos de tres 

También me pasa con la ropa interior, si me pongo una braguita y un sujetador que no sean conjunto, entro en barrena. Prefiero ir sin nada a ir desparejada. Durante una época lleva un conjunto de repuesto siempre en el bolso por si ocurría un percance poder ir combinada (Antes muerta que sencilla)

Siempre dejo las llaves en la puerta, sin importarme si luego va a venir alguien que también tenga llaves y le va a tocar llamar, es la única forma de olvidarme y dejarlas en casa al salir.

Compro ropa con los ojos cerrados, tienen que ser suaves al tacto, si me gusta el tacto abro los ojos y miro la prenda, pero no compro nunca nada que no sea suavito. 

A partir de cierta hora, apago todas las luces de la casa y me muevo a oscuras, voy al baño a oscuras me lavo los dientes a oscuras, etc. 

En relación a esta manía ahora he desarrollado una nueva rareza. Para el día de la madre mis hijos me regalaron uno de esos pulpos de peluche que se han puesto de moda, que son reversibles y por un lado tienen la cara enfadada y por la otra contenta. Cuando me acuesto mientras canto una canción lo voy dando vueltas y la cambio de posición. A veces no está mal la soledad de Los limones, cuando la termino, así lo dejo y duermo abrazada al púlpito. Cuando me despierto, en función de la cara del animalillo, adopto una actitud u otra y cuando pongo películas de terror de fondo para acompañarme, las elijo con un tono mas de humor o solo dramático. 

Y es que ahora los pulpos son mi animal fetiche. Siempre han sido animales atípicos y aunque aquellos que me gustaban siguen teniendo un valor especial: los caracoles porque son autosuficientes, los erizos porque pinchan si te acercas como yo, las serpientes porque son suaves, los perros porque son simplemente maravillosos. Ahora los pulpos, porque pueden abarcarlo todo, porque pueden con todo 

De los seres mitológicos mi debilidad son las sirenas, siempre he sentido que en mi otra vida debí ser una de ellas, por lo mucho que me gusta el mar...

Así que ahora me declino por las Cecaelias, seres con cuerpo de mujer y extremidades inferiores formado por los tentáculos de un pulpo, también conocido como octosirenas

Pero ya hablare de eso en otro momento, que es la hora de apagar las luces. 

Buenas noches, mañana sera otro día, mañana será mejor. Sueñen bonito

domingo, 30 de mayo de 2021

30 de mayo

 Hoy es un dia especial, una fecha para recordar. Hay quien tiene aniversarios para todo tipo de cosas, yo tengo varios, en general raros, pero tengo muchos

Hoy es uno de esos. Hoy hace 5 años que empece a trabajar en un proyecto con niños en riesgo de exclusión. Niños con los que he reído, he llorado, he compartido miedos, he abrazado, he jugado y he visto crecer. De alguna los he sentido un poco mios; no como mis hijos, pero si como una parte de mí. Yo les daba a ellos y ellos me daban muchas cosas a mí, me han ayudado a crecer a entender el mundo y a ser mejor madre. 

Y los compañeros siempre han sido geniales, han entendido mis rarezas, mi enfermedad e infinidad de peculiaridades. Me sentía aceptada, me sentía a gusto, me sentía en casa.

Hoy me he despedido de todos ellos. Es lo que tiene trabajar en lo social, si el ayuntamiento de turno considera que el recurso es inútil, o deja de resultarle útil, deja de financiarlo. Así que no saca el proyecto a concurso y todos a la calle. Niños, trabajadores... todos a la calle. Los niños ricos con padres sin papeles, no interesan; los perroflautas dispuesto a trabajar por cuatro duros porque lo suyo es vocacional, no importan...

Y ese aspecto de mi vida que me da estabilidad, que me aporta algo de cordura, se acaba.


Hoy hace tres años que una persona aseguro subyugarse por mí, y poco a poco logró subyugarme a mí también. He dejado de ser su objeto de subyugación, en mi caso no ha ocurrido lo mismo. Le echo de menos, lo echo mucho de menos 

Otro aspecto de mi vida que me daba estabilidad, que me recordaba que aun era persona y no solo madre, cuidadora, chacha... que me hacia feliz, a tomar por culo también. Lo peor de todo es que en este caso, creo que yo también aportaba lo mismo. Aunque como sufro alucinaciones auditivas y visuales de vez en cuando, tal vez me lo imagine

Había un niño en una peli que en ocasiones veía muertos, yo los veo también y vivos que no están donde debería estar. Gente que no he conocido o gente que formo parte de mi pasado. Gente con la que me cruzo a diario y con la que nunca he hablado, personas a las que considero amigos. Esto último es una especial putada porque estoy segura de haberlos visto y que me han dicho algo, pero en realidad no ha ocurrido, solo en mi cabeza.

Tal vez nunca le subyugue, tal vez todo lo que compartimos solo fue una alucinación, tal vez dije cosas pensando que era otra persona y por eso se marchó

Es una putada estar loca y sobre todo estar sola.

Reivindico el orgullo loco, no me avergüenzo de mi enfermedad. Pero en días como hoy, 30 de mayo, donde no hay nada que celebrar, odio mi locura y añoro ya a mis niños, a mis compañeros y a quien creí mi persona

jueves, 27 de mayo de 2021

Perdidas, sueños y canciones tristes

 Llevo unos meses en que todo va de culo y cuesta arriba, he perdido muchas cosas importantes y otras están a punto de desaparecer, tienen los días contados. Así que de pronto prácticamente todos los pilares sobre los que se sustentaba mi vida, se están yendo a tomar por culo. Quiero pensar que superare esto, pero las cicatrices prevalecerán.

Una de esas perdidas ha sido la de mi compañero, mi persona, alguien tan igual a mí que daba miedo. Un alma como la mía. Alguien que estaba segura que siempre estaría ahí. En el pasado estuvo muchas veces, conocía los pormenores de mi enfermedad y me aceptaba incluso con eso. Hasta que la cague, la cague del todo. Tuve una crisis gorda y no pudo más, no ha querido que mis mierdas le salpicaran. Lo entiendo, yo tampoco me querría tener cerca. 

Hace un par de meses me encontraba mal, francamente mal, me veía superada en todos los sentidos, mi madre no me dejaba dormir por las noches, los niños peleones entre ellos y conmigo, problemas en el curro, discusiones con personas que una vez aseguraron quererme... así que cuando había alguien en casa para echarme una mano, pedí permiso para irme a descansar y antes de hacerlo me tome una caja de orfidal. Solo quería dormir, lo prometo, ya se lo dije a la psiquiatra de urgencias. Tengo suficiente drogas en casa para matar al bloque entero, entre las mías y las de mi madre, si hubiera querido matarme no me habría conformado con una caja...

Pero se asustaron porque no me levantaba para ocuparme de todo, se asustaron porque no me podía despertar y llamaron a la policía, y a la ambulancia, para que luego los vecinos tuvieran algo de lo que hablar. Me obligaron a beber carbon... y me ataron, eso que me niego yo a hacer con mi madre, porque me parece inhumano, me lo hicieron a mí.

En el hospital tuve un acto de chulería, que ahora viéndolo con perspectiva, estuvo muy fuera de lugar, pero en ese momento me pareció la caña. Cuando por fin me quitaron las correas pedí por favor que me dejaran un boli y un papel para escribir, que el sacar mis mierdas fueras siempre me ayuda. Se negaron a ello, que podía emplear el boli como un arma y agredir a alguien o a mí misma. Insistí varias veces recibiendo siempre la misma respuesta, no. Así que me arranque la vía y decidí utilizar mi sangre como tinta y mi las sabanas como lienzo. 

Y es que yo, cuando me descompenso me descompenso a lo grande

"Mi persona" vino al hospital e intercedió por mí, para que me dejaran marchar. Y tras mucho insistir lo consiguió, no sin antes escuchar las advertencias de la doctora sobre que yo era manipuladora, mentirosa y retorcida. 

Y ese vinculo que nos unía se rompió, los rompió. No sé si por las palabras de la medico o por mis actos. Desde ese momento la relación no volvió a ser la misma, hasta que al cabo de un par de días me bloqueo sin una explicación, ni una respuesta a mis intentos de comunicación por otros medios.

Posiblemente esa sea LA PERDIDA en mayusculas (por si no ha quedado claro, lo de en mayusculas)

Estoy habituada a perder gente, creo que a todos los que estamos locos nos pasa lo mismo, creo que en general a las personas enfermas

Suelo jugar con mis hijos a averiguar cuales son nuestros superpoderes mierder (habilidades especiales que no sirven para nada), como saber cruzar los dedos de los pies, hacer un trébol con la lengua, mover las orejas, tardar en contar algo que ha pasado en cinco minutos tres horas y media... Pues uno de esos superpoderes míos es el de espantar a la gente

todo el mundo es muy solidario y muy buen rollista, todos entienden la enfermedad mental y la aceptan, hasta que te descompensas y se va todo a tomar por culo. Además yo no me corto un pelo, cuando conozco a alguien le digo "hola, me llamo Nit, soy bipolar, esquizofrénica, tengo trastorno limite de la personalidad, tengo varios tocs y tengo alucinaciones auditivas y visuales. A veces me enfado y blasfemo en arameo como si estuviera poseída por satan y miento un montón, no soy consciente ni de lo uno ni de lo otro. El diagnostico varia en función del terapeuta de turno" Y aun así se quedan, bueno, se quedan hasta que me ven en acción. 

El espantar gente siempre se me ha dado muy bien. ¿Tienes ocupas en casa y quieres que se larguen? Llámame, me meto en la casa y antes de una hora habrán huido todos

Lamentablemente parece que ese superpoder mierder se está extendiendo también a mis hijos, porque tengo una amiga a la que de vez en cuando le entra el instinto maternal y me llama para venir a pasar la tarde con nosotros. Cuando se va me da las gracias, se le han pasado las ganas de ser hijos. 

Tal vez porque siento que mi vida, tal y como la entendía, se está yendo al traste, pero últimamente me persigue una canción (Yo soy de esas personas que se creen que todas las canciones hablan de ellas), Se me olvidó otra vez de Juan Gabriel, pero cantada por diferentes voces, a saber: Mana, Rocio Durcal, Los hombres de Paco..., y la canto y la lloro y me la encuentro por las esquinas como un mantra que me sigue y que se ha convertido en la banda sonora de mi vida, para recordarme mis mierdas y mis perdidas, todas ellas por mi culpa, todas ellas por culpa de quien no me supo entender

Y ya para terminar esta entrada quisiera compartir un apunte, hace dos días un amigo me recordó que "El sueño no se recupera", quisiera decirle que no. Que me niego a pensar que todos esos sueños, esos proyectos no se harán realidad, pienso recuperarlos todos

miércoles, 17 de marzo de 2021

Una pieza de puzzle que no corresponde

 Toda la vida me he sentido como una pieza de puzzle que está en una caja que no es la suya, el problema es que nunca he encontrado mi caja. A veces he intentado encontrar entre rompecabezas, construcciones, etc., pero en momentos como hoy acabo pensando que solo puedo servir para calzar una mesa coja, e incluso, ni esto lo hago bien, pues aunque las patas estén más igualadas, sigue siendo un apaño y continua un poso de la antigua cojera.

Recuerdo que, con unos 12 o 13 años, mis padres vivían en uno de los mejores barrios de Madrid; yo asistía a un colegio de monjas en las que llevábamos un horrible uniforme marrón. En mi clase había hijas de grandes periodistas, políticos, miembros de bandas de prestigio, toreros y probablemente alguna niña con algun titulo nobiliario. Mi padre era carnicero en un centro comercial, mi madre en aquella época maestra en un cole de un barrio marginal. Las compañeras me miraban por encima del hombro por ser pobre, por no ser una de ellas... Incluso en una ocasión, durante unas jornadas de convivencia, durante una dinámica en la que tenias que decir cosas de otra de las alumnas e intentar imaginar que seria en el futuro, la jovencita a la que yo le toque como compañera pensó que mi futuro era el de ser la chacha de una de ellas. Definitivamente, no encajaba en ese colegio

Los fines de semana los soltamos pasar en una casita que tenían mis padres cerca del Pantano de San Juan, salvo mis tíos, el resto de los propietarios dentro de esa colonia (que no urbanización, ya que eso requiere una serie de infraestructuras que no teníamos) provenían todos del extrarradio sur de Madrid. Gente humilde, con trabajos de baja cualificación y con mucha afición por el alcohol. Allí, los chicos y chicas de mi edad me llamaban la princesita y me tachaban de pija y estirada. Tampoco encajaba allí.

En casa la ideología política reinante era favorable a la derecha, muy favorable a la derecha. Muy religiosos, muy machistas y un tanto elitistas. Yo quería cambiar el mundo, hablaba de igualdad, me gustaba un chico negro, mi mejor amiga era homosexual.... Mi padre siempre me soltaba, a modo de insulto: "estas enferma de socialismo". Ese no era mi sitio

El primer novio que tuve (el negro no me quiso), con el que finalmente termine casándome y teniendo hijos, tenia en la sangre grandes militantes del partido comunista. Mi forma de ver la vida le parecía snob, consideraba que era una pijipi, que no se bajaba de su trono de oro desde donde decía querer arreglar la vida de los demás, sin ser capaz de arreglarme a mí misma. Tampoco era mi lugar

Estudie una carrera social. Tenia una relación correcta con mis compañeros, pero no cordial, ya que tenia la mala costumbre de asistir a todas las clases, no fumar porros y no hacer vida en la cafetería. A mis padres y familiares les parecía que eso no era una carrera de verdad, solo una forma de pasar el tiempo que no me proporcionaría jamas un medio de ganarme la vida

Trabajando en prisión los funcionaros no me tragaban porque tenia una relación muy cercana a los internos. Los que cumplían condena me acusaban de ser un lobo con piel de cordero que fingía ir de buen rollo 

Cuando he estado en diferentes instituciones Psiquiátricas, parecía estar poco loca para ser una más y demasiado loca para ser normal. 

A mi psicólogo lo visito todas las semanas, estoy muy poco estable y tengo demasiadas responsabilidades para no estar bajo supervisión constante. En nuestra ultima sesión me estuvo machacando con la idea de que me cargo a mi espalda todas las mierdas mías y las de los que tengo cerca. Me decía que ya era hora de que empezara a pensar en mi misma, que dejará de priorizar las necesidades de los demás sobre las mías...

Apenas dos días después discutí (aun no se cómo) con alguien que es un pilar en mi vida, porque nunca tengo tiempo para cuidarle, porque solo son importantes mis cosas, porque el único criterio que importa es el mío, porque soy egoísta y no miro más allá de mi ombligo. Confío en su criterio y probablemente tenga razón

Posiblemente todos tuvieran razón, las que me llamaban muerta de hambre, los que me llamaban estirada, los que me llamaban perroflauta y los que me llamaban pija, los que me decían empollona y los que insinuaban que iba a lo fácil, los que me llamaban loca y los que me llamaban cuerda, los que me llamaban vendida y los que me llamaban esquirol, el que me dice que no me quiero y quien me acusa de no ser capaz de querer a nadie. 

Así que volvemos al punto de partida. No sé quien soy, no sé lo que soy. Lo único que sé es que en cualquier lugar estoy fuera de lugar.


lunes, 15 de marzo de 2021

La dualidad de la enfermedad mental

 No soy muy aficionada a la dialéctica, pero llevo un tiempo en el que las tripas me duelen de tanto callar. 

Estoy cansada de esta doble rasero con el que se juzga a la salud mental y a aquellos que padecen alguna enfermedad relacionada con el tema.

Por un lado, si dices que estas en tratamiento psiquiátrico la gente reacciona de dos formas: como si tuvieras la lepra y desaparecen de tu vida más rápido que el dinero en mi cuenta (o la covid, más acorde con los tiempos que corren) o tienen soluciones de cuñado: a ti lo que te hace falta es un buen polvo; como se nota que tienes mucho tiempo para aburrirte; estás triste porque quieres, solo tienes que alegrarte un poco; ganas de llamar la atención, te falto una buena hostia de pequeña... Y así podría seguir.

Y luego por otro lado están la desvalorización de la enfermedad y de lo que se supone. A la primera dificultad todo el mundo afirma tener una depresión. No perdona, bonito, lo que a ti te pasa no es una depresión es malestar como consecuencia de no tener las herramientas suficientes para afrontar alguna situación difícil o generadora de estrés. Una depresión es algo mucho más que sentirse triste un par de días. Todos sufrimos de dolor de cabeza en algún momento de nuestra vida y no por eso afirmamos tener un tumor. Todas sentimos malestar estomacal con relativa frecuencia y no afirmamos padecer un cáncer de estomago, una ulcera o tener una tenía que nos esta devorando por dentro; no, simplemente somos conscientes de que hemos comido o bebido en exceso, demasiado picante o algo en mal estado.

No estoy intentando restar importancia al malestar de aquel que se ha puesto ciego a burritos y luego tiene ardores, ni mucho menos. Lo que pretendo es no hacer de menos al que realmente está enfermo. Al aficionado a la comida mejicana le duele la tripa y mucho, muchísimo, a lo mejor hasta el punto de ofrecer el alma al diablo para que se le pase, pero ni de cerca tiene nada que ver con el que tiene una verdadera patología grave. 

A alguien que tiene un tumor en el estomago, del tamaño de un melocotón, como le ocurría a mi padre, no le dice alguien que ha comido en exceso "Se como te sientes, yo estoy pasando por lo mismo, lo mío si que es grave". Seria tan ridículo como decirle a una madre recién estrenada, después de 22 horas de dilatación sin epidural "no sabes lo que te entiendo, yo he tenido que coger el puente aéreo Madrid-Barcelona y me he pasado al menos tres horas esperando en el aeropuerto" (Esto es un Wally y lo demás son tonterías). Suena ridículo, ¿verdad? Pues es algo que las personas con enfermedad mental tenemos que soportar todos los días

"Estoy deprimido", "mi madre tiene ataques de histeria", "mi novia está loca". Es una falta de respeto para las personas que viven con esa situación y etiqueta, así como, para los profesionales del sector de la psiquiatría y la psicología. 

En este aspecto, flaco favor les han hecho sus compañeros de atención primaria, que recetan Orfidales como si fueran Juanolas. "Doctor, no duermo bien" "Pues tomate dos de estas con la cena". Y bueno está los que van al médico de cabecera, a algunos directamente se los "receta" el vecino facilitándole una caja de su suegra o cosas por el estilo.

Y el colmo de los colmos es cuando alguien que simplemente está pasando una mala racha te dice que se quiere matar, que para sufrir tanto es mejor suiciadarse. Si lo piensas (lo sientes) realmente, no lo cuentas como quien dice está nublado. Es el final de un proceso largo y duro, en el que has tenido que cuando llegas a ese momento es porque has pasado por muchas etapas muy dolorosas y traumáticas. No dejas a tu familia, a tus amigos, a tu mascota... porque hayas suspendido un par de exámenes, hay una historia detrás, un dolor de más de un par de días

Lamentablemente, casi todos los que llevamos un tiempo padeciendo alguna enfermedad mental, entrando y saliendo de instituciones y sanatorios, probando diferentes terapias y medicaciones (y probablemente abandonando muchas de ellas), conocemos a alguien cercano que no pudo más, que dejo de luchar, que el dolor fue más fuerte... Por respeto a esas personas me resulta de un mal gusto tremendo, por no decir una sinvergüencería, banalizar con algo así

Espero que la próxima vez que os sintais tristes, que andeis de bajón, etc., recordeis este escrito porque si las palabras pueden hacer tanto daño como los palos, para aquellos cuya nuestra psique está completamente rota y analizada, mucho más. 


miércoles, 6 de enero de 2021

Navidad, dulce Navidad (a veces)

 Las fiestas se acaban, con la sensación de que no han empezado todavía. Ponen fin a un año que seria mejor haberlo pasado en coma. Supongo que no ha sido peor que el de la mayoría, todos de una forma u otra hemos perdido a alguien, todas hemos tenido desgracias a mayor o menor escala... el echo de estar loca no hace que las cosas duelan más, simplemente que es más fácil descompensarse

Además de mi padre y mi amiga falleció otra amiga más, ésta por decisión propia, el miedo a la enfermedad, al confinamiento, a ser una carga, a que su marido hubiera dejado de quererla, a que su hijo no la necesitase... todos esos miedos y muchos más, le crearon el miedo a vivir y decidió que el mundo estaría mejor sin ella aquí. No sabia lo equivocada que estaba

No sé si será telepatía loquil u algo por el estilo, pero el día de su partida estuve rara desde que me levante. Tenía miles de cosas que hacer esa mañana, pero me limite a llevar a los niños (mi madre incluida) al cole (centro de día) y acostarme hasta la hora que tenía que ir al taller a por mi coche y después al médico. Los días anteriores había llamado a mi amiga y charlado durante horas mientras hacia las tareas domesticas, pero en aquel momento solo me apetecía hacer mitosis con mi cama. Si no me hubiera acurrucado bajo las mantas tal vez habría ido antes a por el coche; curiosamente mi amiga vive (vivía) justo encima de dónde me reparan el auto. Iba con el tiempo pegado, así que no la llame, no la invite a bajar, no nos tomamos un café... Debía acudir al medico a por los resultados de una biopsia, que supongo que por suerte, no fue nada, pero no me lo tome demasiado bien de todas formas. Como ya me había organizado para no tener que ir a recoger a los chicos decidí aprovechar mi paseo por el hospital para hacer algo útil, donar sangre

Era entorno a las dos de la tarde, la cita era a las 13:30 y había tenido que esperar un poco y dentro de la consulta me habían estado hurgando y me habían dado los resultados y cita para revisión en seis meses. Me acerque al banco de sangre y rellene el formulario. Una persona muy querida que trabaja en el hospital, de la que ya hablare en otra entrega, también acudió al lugar para ver como me había ido y me hizo ver lo alterada que estaba

Relleno el formulario y pasó a hablar con el enfermero o auxiliar o persona encargada de tomarte la tensión, reformular las preguntas y añadir un par un poco más personales. 

- ¿Tomas medicación? 

- Sí, medicación psiquiátrica. (Al sujeto se le cambia el gesto) 

- ¿Qué medicación?

- Me la cambiaron hacen seis meses y no me acuerdo del nombre, es un antipsicotico familia del Prozac; si me enumera algunos fármacos seguro que lo reconozco.

- Esto no funciona así. Si no te acuerdas es que hace menos

- No, pero mi madre toma mucha medicación y mi hijo (Buenitonto) y me bailan los nombres

- Cuando lo sepa vuelva

- A ver, hay carteles por todo el hospital que necesitáis sangre desesperadamente, con todo esto del covid la gente se acerca menos a donar, aprovechar. (Si, así de surrealista, solo me faltaba arrodillarme para que me dejaran donar)

- Ya volverá otro día igual que ha venido hoy

- No, hoy tenia una cita... Ah, me han sacado un papel con la medicación porque me ha mandado una cosa, pero aun no he empezado a tomarla, así que no afectará. Mi colega está al otro lado de la puerta, se lo pido y así lo sabemos

- Si has venido al hospital por estar enferma no puedes donar.

- No estoy enferma, solo es una revisión y solo me han mandado una crema...

- Señora es evidente que no tiene ajustada la medicación, no puede donar. Si le sacamos sangre se descompasara aun más y puede llegar a ser peligrosa. 

- No estoy descompensada, solo quiero donar, tengo derecho a donar

- Señora váyase o llamare a seguridad...

- Eso es discriminación, me discrimina por estar loca, me considera una ciudadana de tercera que no tiene derecho ni a ayudar a otras personas. Acabo de perder una amiga (no sabia que no era la única) que necesito varias transfusiones, falleció de todas formas, pero esas transfusiones podrían haberles salvado la vida. Mi sangre podría salvar a otras personas y usted las está matando. 

- Le he pedido que se marche

- Asesino, mata enfermes, locofovico...

El hombre abrió la puerta y quien me esperaba intento sacarme de allí mientras yo continuaba gritando al enfermero hasta que lo perdí de vista que empece con la fustigación 

- Los locos somos un desecho humano, estaríamos mejor muertos, no servimos para nada. Mi historial sanitario me ha supuesto la perdida de buenos trabajos. Si estas loco no eres valido para trabajar, no eres valido para tomar decisiones importantes... ya tampoco soy valida para donar sangre...

Me acompaño al coche intentando animarme y sin entender porque reaccionaba así, pese a que el medico me había dado buenas noticias. Y yo tampoco lo entendía, tenia ansiedad, me costaba respirar, solo quería morir 

Pase una tarde muy mala, en la que me limite ha respirar, y nada más. Como una autómata solo hacia los movimientos para los que estaba programada

A la mañana siguiente me pareció ver a mi amiga cuando sacaba a la perra. La llame, pero no respondió. Volví a llamarla y pareció esfumarse. Al llegar a casa, la mande un mensaje, no me respondió. Al medio día la llame y no respondió. Escribí al marido y me llamo para decirme que había saltado el día anterior entorno a las 2 de la tarde... Tal vez lo sentí, tal vez por eso me puse tan mal en el banco de sangre...

Durante varios días, la veía por todas partes, sobre todo en lugares que había estado con ella. Luego desapareció, para regresar durante estas fiestas.


Pero no quería hablar de fantasmas, alucinaciones o improntas; quería hablar de las navidades. 

El año se ha caracterizado por perdidas, ausencias, discusiones, pensamientos negativos y sensación de fracaso. Las navidades han sido iguales. Cene sola (con mi madre) la noche vieja, los niños andaban con la otra familia. Las primeras navidades con mi padre muerto, con mi madre incapaz de reconocerme ni saber cómo llevar la cuchara a la boca y sin niños. Fue difícil, pero no el peor momento de la navidad.

El peor día fue ayer y anteayer, los días en los que de una forma u otra vienen los reyes.

Si alguien me hubiera preguntado en cualquier momento de mi vida con que asociaba la navidad les habría dicho que con el olor a roscón. 

En Madrid vivimos encima de una pastelería, en su momento, probablemente de las mejores pastelerías de la capital. Una se acostumbra y deja de percibir los olores, hasta el punto de que las visitas mencionaban constantemente el aroma a pasteles y bollos, mientras que nosotros no percibíamos nada. Pero eso no ocurría todo el año, en Navidad si olíamos algo, el dulzón olor a roscón que impregnaba todo. Mi casa olía a roscón, la escalera olía a roscón, mi padre olía a roscón. Durante los días previos a reyes, horneaban día y noche cientos de roscones deliciosos, para los que la gente hacia colas de una manzana entera. 

Cada noche, durante aproximadamente una semana, cuando mi padre regresaba del trabajo, cenaba un poco, se aseaba y se bajaba a la pastelería para echar una mano colocando la fruta escarchada o las almendras tostadas para decorar el dulce. Regresaba a casa para dormir una hora y volverse a marchar para su trabajo habitual. Cuando no estaba yo registraba los bolsillos de la bata blanca de pastelero que empleaba y encontraba lo que para mí eran grandes tesoros (las figurillas que esconden en el interior del roscón)

El mejor amigo de mi padre era el dueño de la pastelería, un hombre de una edad similar, muy refinado y culto que vivía en una gran mansión y vestía siempre de forma sofisticada. Yo no entendía esa relación, ya que mi padre había sido pastor, para luego trabajar como carnicero, un hombre casi analfabeto que combinaba zapatos con chandal y con camisa. Pero se entendían y se querían, y siempre siempre que podían se ayudaban 

Cuando mi padre se jubilo siguió bajando a ayudar en esas fechas señaladas. Reservaba tiempo para dormir lo suficiente, pero el resto del día lo pasaba entre hornos, haciendo trabajos de decoración del postre típico de la navidad madrileña. Incluso el año pasado, cuando el cáncer se lo estaba comiendo bajo un par de horas a ayudar (y la broma nos salió cara porque se comió un trozo de fruta escarchada que su estomago no pudo digerir y le supuso una obstrucción de la válvula y un consiguiente ingreso el día de reyes. 

Cuando mi padre murió, los hijos del pastelero se resistían a decírselo, en pleno confinamiento, el hombre estaba preocupado porque no podía ir a ver a su colega. Tan pesado debió ponerse, que su hijo mayor, que había ido a llevarle comida le soltó a bocajarro que ya no había colega al qué visitar, que llevaba muerto dos semanas. El padre lo echo a patadas de su casa porque quería acostarse, no volvió a levantarse. Su hijo nos llamo para decirnos "ya están los dos en el cielo haciendo roscones. No podía dejar solo a su compañero"

Pues eso, eso es lo que he echado más de menos estas navidades el olor a roscón. La escalera olía, la casa de mis padres olía, pero faltaba el olor sobre mi padre. No era el mismo aroma, incluso el sabor era más amargo, venía cargado de tristeza y de sueños rotos.

Durante toda mi vida mi madre fue mi amiga, mi confidente, curiosamente ahora que he perdido a los dos (de mi madre ya solo queda su cuerpo) a quien más echo de menos es a mi padre.  Y aquellas palabras que tanto me desquiciaban, como que me llamase áspera por mi falta de delicadeza, las añoro y ahora me parecen dulces y bellas

Buenas noches, mañana será otro día, mañana será mejor